Los falcons son construcciones de tipo gimnástico y acrobático. Las estructuras adoptan formas diferentes a partir de arriesgadas composiciones humanas de gran espectacularidad.

El origen de los falcons hay que buscarlo en una asociación juvenil checa llamada Sokol (que significa 'halcón'), fundada a finales del siglo XIX en la ciudad de Praga. El objetivo de esta asociación era la formación cultural de los jóvenes de origen eslavo. Para alcanzar el ideario de Sokol se consideraba prioritario llevar a cabo prácticas gimnásticas, algunas de las cuales consistían en levantar determinadas construcciones humanas.

En Catalunya los falcons entraron por medio de la Federación de Jóvenes Cristianos, fundada en 1931 y dirigida por mosén Albert Bonet i Marrugat. Los miembros de esta asociación eran conocidos como fejocistes. La federación se basó en el modelo de la agrupación Orel, que era la versión católica de Sokol, y los fejocistes organizaron muchos grupos de lo que denominaban gimnasia de conjuntos. Se disolvieron con la Guerra Civil, cuando la federación desapareció.

Desvinculados ya de los fejocistes, en el año 1942 apareció la colla de falcons de Llorenç del Penedès, de gran importancia para el nacimiento de un nuevo modelo que se irá expandiendo desde el Penedès hasta llegar a las once colles que existen actualmente, incluso en la Cataluña Norte.

Las construcciones de los falcons, denominadas figuras, tienen un contenido visual muy potente y se conocen con nombres que quieren describir las formas finales, como, por ejemplo, el molinet (el molinillo), la escala (la escalera) o la piràmide (la pirámide).

Barcelona dispone de una colla de falcons que se presentó oficialmente por las Fiestas de Santa Eulàlia del 2003. Dentro de su repertorio de figuras, hay algunas de creación propia, como la denominada avet (abeto).