Albert Folch i Rusiñol

Químico y empresario. Se aficionó a la etnología durante su servicio militar en las Islas Canarias, desde donde viajaba a menudo a África para realizar labores de cooperación en una planta de agua potable en el Sáhara. Heredó de su padre, Joaquim Folch i Girona, eminente coleccionista de mineralogía, el gusto y la pasión por el coleccionismo.

Junto con su esposa, Margarita Corachán, hija del ilustre cirujano Manuel Corachán García, viajó varias veces a América Latina para conocer Venezuela, país natal de ella, y también atraído por la posibilidad de hacer una travesía por los Andes. Conoció a August Panyella y a Eudald Serra, a quien le uniría una profunda amistad y con el que inició una colaboración que duró toda la vida.

Desarrolló una gran labor como coleccionista, con la creación de la colección de arte no europeo más extensa de Cataluña, que en 1975 se convirtió en la Fundación Folch. Patrocinó y sufragó múltiples viajes. Con Serra, visitaban los lugares más remotos del mundo: planeaban los viajes juntos, en tanto que Serra asumía los trabajos de asesoramiento referente a los objetos y las adquisiciones. Folch se encargaba de la documentación fotográfica del viaje; Margarita Corachán y Eudald Serra, de la realización de las películas. Además, sufragó parcialmente algunas de las expediciones del Museu Etnològic de Barcelona, y una parte de los objetos adquiridos durante sus viajes fueron cedidos al museo, de manera que pasó a formar parte de sus fondos. Aparte de las piezas que reunía en sus viajes, también adquiría objetos para su colección en las principales galerías de arte internacionales. La Fundación Folch promovió exposiciones y publicaciones de obras especializadas sobre arte no europeo, algunas de ellas del propio Folch en colaboración con Eudald Serra. Por su contribución a la cultura, el Ayuntamiento de Barcelona le otorgó la Medalla de Oro al mérito científico y, en 1985, la Generalitat de Catalunya le concedió la Creu de Sant Jordi.