La socialización, el paseo y el juego son tres aspiraciones que el urbanismo debería perseguir. El pedagogo italiano Francesco Tonucci, Frato, ha detectado en esta tríada una de las más altas cotas de madurez ciudadana, precisamente atendiendo a las necesidades que los niños tienen sobre el espacio público.

La vegetación construye desde una epistemología variable, que nunca permanece en el mismo sitio y de la misma manera. Los pequeños bosques urbanos, las explanadas de hierba, la sombra durante los períodos estivales y el abrigo de árboles o setos son una invitación gozosa a eliminar la disyuntiva entre campo y asfalto.

¿Podemos pensar que, además de cuidar nuestras ciudades, ellas también poseen propiedades terapéuticas?

Una parte de la experiencia metropolitana también se dirime en deshacer cómo discriminamos hoy el tiempo de producción y el tiempo de ocio. O, dicho de otra forma, uno de los principales síntomas de nuestro derecho a la ciudad es cómo se singulariza aquello que nació siendo un parámetro.