Tradiciones de Navidad europeas
Los catalanes a veces creemos que somos muy originales con nuestro tió, un tronco que “caga” regalos a base de bastonazos, pero cada país tiene una buena retahíla de tradiciones navideñas bien singulares. En muchos lugares, los niños ya reciben los regalos el 6 de diciembre, por San Nicolás, y en otros lugares se tienen que esperar hasta el día de Fin de Año. Excepto Eslovenia, donde Papá Noel y sus derivados pasan tres veces en un solo mes. Los personajes encargados de entregar los regalos son de lo más variados: en Italia, lo hace una bruja; en Islandia, 13 troles, y en Grecia, los regalos aparecen bajo un barco en miniatura. Portugal mantiene la tradición ancestral de hacer fuegos para el solsticio de invierno y, en Austria, San Nicolás tiene un temido ayudante, el Krampus, que casi es más popular que él.
San Nicolás, cuando los niños del norte de Europa reciben regalos En los Países Bajos, Austria, Luxemburgo… el 6 de diciembre es fiesta grande porque San Nicolás entrega regalos a los niños. Este obispo turco del siglo IV es considerado el patrón de los niños porque su leyenda explica que hizo resucitar a un par de niños que un matrimonio de carniceros había matado. Pero el San Nicolás europeo tiene un aspecto muy similar al de Papá Noel, de quien es medio pariente: un hombre mayor, con una larga barba blanca, que va vestido de rojo y de blanco.
Los tres hombres sabios eslovenos A Eslovenia, un país bastante alejado del territorio de influencia de San Nicolás, llegan los tres hombres sabios. Son tres viejecitos de aspecto entrañable que en varias fechas llevan regalos a los niños: la noche del 5 de diciembre llega San Nicolás, la noche del 24 de diciembre es el turno de Santa Claus, que lleva los mejores regalos, y el día 31 en muchas zonas del país se hace la cabalgata del Abuelo Congelado, que también reparte algún juguete.
El Krampus tirolés En Austria, San Nicolás es una fiesta muy arraigada, pero el demonio que lo suele acompañar ha acabado siendo más popular que el santo. Se llama Krampus, tiene el cuerpo recubierto de pelo negro y se encarga de advertir a los niños de que, si no se portan bien, San Nicolás no les llevará regalos. Especialmente en la zona del Tirol, la víspera del 6 de diciembre grupos de jóvenes se disfrazan de Krampus y salen en desfiles que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Los 13 jólasveinar de Islandia Entre el 12 de diciembre y la Nochebuena, cada día llega un escalofriante trol a las ciudades y pueblos islandeses. En total hay 13, cada uno tiene un nombre y un aspecto concreto, y genéricamente se llaman jólasveinar. Por la noche, dejan pequeños regalos en los zapatos de los niños que se han portado bien, y patatas en los de los que no. Y, al marcharse, después de Navidad, vuelven a desaparecer bosque adentro, de manera escalonada hasta el 6 de enero.
Los mercados de Navidad centroeuropeos Una de las tradiciones de Navidad más arraigadas son los mercados, especialmente singulares en el centro de Europa. Se hacen en muchas ciudades belgas, austriacas, húngaras… Sin embargo, unos de los más populares son los christkindlesmarkt alemanes. El que se hace Nuremberg es el más antiguo de Europa ―data de 1628―, pero son muy espectaculares también los de Colonia y Múnich. Además de vender todo tipo de productos típicos de la temporada, se encuentra el glühwein, un vino caliente sazonado que se inspira en una receta romana.
Santa Lucía en la península escandinava La luz y el color blanco son los protagonistas de la Navidad escandinava, que culmina con la Fiesta de Santa Lucía. El 13 de diciembre grupos de jóvenes dan conciertos de villancicos preparados con largas túnicas blancas y velas. Las niñas llevan coronas de arándanos y los niños van con estrellas doradas y un sombrero cónico. La comitiva siempre es encabezada por una chica que hace de Santa Lucía. Lleva una corona con siete velas para iluminarse y, al mismo tiempo, tener las manos libres, tal como hizo la santa para poder curar mejor a los enfermos, según la leyenda.
Belenes, más allá del arco mediterráneo El belén es una tradición muy arraigada en la zona norte de la cuenca Mediterránea, sobre todo en Cataluña y Nápoles. En Malta, los presepju son las estrellas de la Navidad y cada casa se afana por hacer el suyo más bonito y elaborado que el del vecino. En esta isla, también son muy populares los pesebres vivientes, que se hacen a gran escala. Pero lejos del Mediterráneo, los belenes también son muy populares en Polonia, donde en la zona de Cracovia se hacen muchos concursos de nacimientos, los szopikarkowskie, como los llaman ellos.
La casa finesa de Papá Noel La leyenda sitúa la casa de Papá Noel en Laponia. Concretamente, dice que vive en un lugar recóndito denominado Korvatunturii, y solo conocen el camino los renos que llevan su trineo. Pero lo que es bien conocido por todos son las oficinas centrales que tiene instaladas en Rovaniemi, que se pueden visitar durante todo el año para ver cómo funciona su sofisticada logística.
El primer villancico del mundo es irlandés El cancionero navideño está repleto de temas en todas las lenguas que hacen referencia al nacimiento de Jesús, a la natividad o al invierno en general. Pero el villancico más antiguo de todos es Wexford Carol. Data del siglo XIII y pertenece a un códice encontrado en un monasterio irlandés a principios del siglo XX. La letra original, en gaélico, hace referencia al nacimiento del Mesías, pero también se ha hecho muy popular la versión en lengua inglesa.
Fuegos de Navidad en Portugal El fuego, ligado a los solsticios de invierno y de verano, es uno de los elementos más destacados de la Navidad portuguesa. Sobre todo en el norte del país se encienden hogueras en el atrio de las iglesias en Nochebuena y no se apagan hasta el Día de Reyes, cuando el ciclo se ha acabado. Esta fiesta, que se ve que tiene orígenes celtas, es denominada fogueiras do Menino y representa el triunfo de la luz sobre la oscuridad.
Probar 13 postres para tener buena suerte En la ciudad de Marsella nació una curiosa tradición que se ha extendido por todo el sur de Francia: dicen que durante la comida de Navidad se tienen que probar 13 postres diferentes para tener buena suerte de cara al año nuevo. Además, estos postres tienen un repertorio más o menos fijo donde tiene que haber nougat (la versión francesa del turrón), una galleta de harina, aceite de oliva y azahar denominada gibacié, un surtido de fruta confitada, fruta del tiempo como uva o higos, frutos secos…
El Boxing Day británico A pesar de celebrarse el 26 de diciembre, esta fiesta no tiene nada a ver con nuestro San Esteban. Tiene un origen incierto, pero parece que podría tener relación con las cajas y el reparto de las sobras al día siguiente del día de Navidad: los señores feudales daban la comida que les había sobrado a los pobres y las iglesias repartían la recaudación de limosnas de la misa del gallo entre los necesitados. Más adelante, se convirtió en el día en que los amos entregaban el lote de Navidad a sus trabajadores.
San Basilio o cuando los regalos llegan el 1 de enero En Grecia y Chipre los niños reciben regalos el primer día del año, San Basilio. Además, la tradición dicta que los regalos no aparecen bajo el árbol como en muchos otros lugares, sino bajo un barco. Por eso, en la mayoría de casas, puede encontrarse la reproducción de un barco de madera en miniatura que por Navidad se adorna con luces. Además, en Chipre se come un pastel que tiene una moneda escondida y se cree que trae suerte a aquel que la encuentra.
La Bruja Befana italiana Una leyenda apócrifa explica que los Reyes de Oriente se perdieron yendo hacia Belén y los ayudó una bruja conocida como Befana. La invitaron a unirse a ellos y, aunque en un primer momento les dijo que no, después se arrepintió. Por eso, cada víspera de Reyes sobrevuela con su escoba los pueblos y ciudades italianos, para perseguir a Melchor, Gaspar y Baltasar. Y de paso, como es una bruja buena, deja algún regalo a los niños.