La Víbria de Barcelona es una figura mitológica medieval que representa un malvado dragón hembra, con cola de serpiente, alas de murciélago y pechos de mujer. Es una pieza de imaginería festiva que forma parte del bestiario histórico y del Séquito Popular de Barcelona, y sale tanto en pasacalles y actos protocolarios como en espectáculos de fuego.

La figura ya aparece documentada en el siglo XV, época en la que participaba en procesiones del Corpus y en actos de recibimiento de personajes importantes que visitaban Barcelona, como la reina Isabel de Castilla. Y, como gran parte de las piezas del bestiario histórico, la encontramos documentada participando en las fiestas de canonización de san Raimundo de Peñafort, en el año 1601.

La Víbria de Barcelona disfrutó de una gran popularidad durante sus primeros siglos de actividad, pero en el siglo XVIII, con las restricciones de la monarquía borbónica, empezó a perder importancia, sobre todo a raíz de la prohibición de la real cédula de Carlos III, en 1780. En el siglo XIX ya no la encontramos documentada.

En 1993, en el contexto de la renovación y la recuperación de la imaginería festiva barcelonesa, la Asociación de Fiestas de la Plaza Nueva decidió recuperar la Víbria. Por eso encargó la tarea al imaginero Xavier Jansana, que la terminó ese mismo año, y en aquel momento reanudó la actividad y se incorporó al Bestiario Histórico y al Séquito Popular de Barcelona.

La figura tiene baile propio, la danza de la Víbria, con música interpretada por gralles y percusión. Se puede ver en los momentos más simbólicos de las fiestas barcelonesas —La Mercè, Santa Eulàlia, el Corpus— con los bailes de las demás figuras del séquito.

Cuando no sale, la Víbria de Barcelona se puede visitar en la Casa de los Entremeses, donde está expuesta permanentemente con gran parte de la imaginería festiva de Ciutat Vella.