Una de las muchas tradiciones navideñas que hay en nuestro país es la recitación del verso de Navidad por parte de los más pequeños de la familia. Generalmente se hace después de la gran comida —tanto si es una comida como una cena—, con toda la familia reunida en torno a la mesa. Los niños y niñas se suben encima de una silla para llamar la atención de los adultos y empiezan a decir un refrán, un pareado o un poema entero. La longitud y la temática del verso dependen de la edad del rapsoda, pero casi siempre hacen referencia al invierno, a Navidad o a los valores que se desprenden de ella.

En el curso de la historia, poetas catalanes destacados han dedicado obras a este subgénero, sobre todo a partir del siglo XIX. Por ejemplo, son muy populares los versos de Jacint Verdaguer, de Josep Maria de Sagarra, de Joan Salvat-Papasseit o de Guerau de Liost. No obstante, algunos de los poemas navideños más clásicos son de autor desconocido y se recitan de generación en generación. Además, configuran un género que se mantiene vivo y en constante evolución: tal como pasa con los villancicos, cada año se componen nuevas piezas.