La tenora es un instrumento aerófono de doble lengüeta, considerado un descendiente de la chirimía, que se tocó en toda Europa desde la Edad Media hasta el siglo XVII. Desde entonces, ha sufrido una evolución aislada en Cataluña, donde se ha convertido en uno de los instrumentos más representativos de la música autóctona y verdadera protagonista en las sardanas. Parece que debe el nombre al instrumento a partir del cual evolucionó, la chirimía tenor.

Tiene unos ochenta y cinco centímetros de longitud y está formada por tres cuerpos: la pieza superior, la central y la campana, hecha de metal. Suena gracias a la vibración de una lengüeta doble, de caña, fijada a un soporte. Como muchos otros instrumentos de madera de la cobla, está hecha con azufaifo, un arbusto autóctono del Mediterráneo bastante escaso. Dentro de la formación de la cobla hay dos tenoras y se sitúan en la primera fila con el resto de los instrumentos de viento-madera. Como es el instrumento más grave de su familia, las dos tenoras se colocan en el lado derecho.

La versión que conocemos hoy fue inventada a mediados del siglo XIX por el músico y constructor de instrumentos rosellonés Andreu Turon. Como era intérprete de oboe, aprovechó las mejoras introducidas poco antes en clarinetes y oboes para aplicarlas a la tenora. De esta manera se hizo más larga, se le añadió el sistema de llaves y la característica campana de metal.

Fue presentada públicamente en 1849 en Perpiñán. No se sabe a ciencia cierta si las mejoras del instrumento fueron un encargo de Pep Ventura, pero sí que tuvo un papel muy destacado en la reforma de la cobla durante aquellos años. Eso hizo que el uso de la tenora se extendiera por el resto del Principado al mismo ritmo que se introdujo en la nueva cobla. Además, el hecho de que Ventura fuera un gran intérprete de tenora podría explicar el papel de solista que se le reservó dentro de la formación.