La costumbre de representar el nacimiento de Jesús viene de lejos. Tenemos vestigios de un sarcófago romano del siglo IV, donde ya aparece reproducido. Pero en Cataluña la primera representación documentada no será hasta el siglo XIV.

Todo hace pensar que el pesebre fue introducido por influencia franciscana y dominicana. Si bien tenemos documentada la elaboración de pesebres en iglesias y palacios, no se sabe con certeza cuándo arraigó la costumbre de montarlo en las casas.

Durante el siglo XVIII, eso sí, el pesebre casero ya es un hecho consolidado, hasta el punto de que ya encontramos un comercio especializado y la Feria de Santa Llúcia, donde se pueden adquirir todos los elementos necesarios para hacerlo.

En Cataluña el pesebre tradicional se construye a partir de elementos vegetales como el musgo, el corcho y el rusco. No puede faltar, claro está, el nacimiento, situado en una cueva o un establo que actúa de escena principal; ni la anunciación y los tres Reyes, que completan el relato del misterio de Navidad. Al mismo tiempo, el pesebre puede contener más escenas y personajes: la mujer que lava, la vieja que hila, un pescador, pastores llevando presentes al niño Jesús... Y algunos más bien anacrónicos, como un capellán con un paraguas, un guardia civil, el cazador, etc. De todo el reparto de personajes, se destaca por su singularidad el caganer. A pesar de no ser una figura exclusiva del pesebre catalán, tiene mucha popularidad.

También es destacable la tradición de artesanos que han alimentado los pesebres de figuras. Los hay  de renombre, como el gran artista Ramon Amadeu. Cada artesano da un estilo y estética propios a sus creaciones, que el pesebrista tendrá que combinar con creatividad.

El pesebrismo arraigó tanto que en 1863 ya existía todo un movimiento asociativo y se fundó la Asociación de Pesebristas de Barcelona.

Aquí puedes consultar todos los pesebres que se hacen en Barcelona este año 2019.