Libro de Sant Jordi

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La observación estricta de la tradición dice que el 23 de abril, Día de Sant Jordi, los hombres regalan rosas a sus enamoradas y ellas corresponden su amor con un libro. Pero esta tradición ha evolucionado al ritmo de la sociedad y ahora todos somos susceptibles de recibir y obsequiar cualquiera de los dos elementos.

Barcelona, para este día, se llena de puestos de libros de todo tipo. Muchas calles y plazas cuentan con la presencia de librerías que ocupan la vía pública y dan a la celebración una imagen cultural de altos vuelos. La Rambla es el centro neurálgico de la fiesta. Ya de buena mañana, los libreros colocan las mesas y las llenan de libros. Una multitud de gente se acerca, durante todo el día, para buscar el volumen deseado. Uno de los grandes momentos es cuando los autores dedican las novedades rodeados de lectores que están deseando llevarse su ejemplar firmado.

Si bien la tradición de obsequiar rosas viene de lejos, la de regalar libros es bastante reciente. Fue en el año 1926, concretamente el 7 de octubre, cuando, a propuesta del valenciano Vicent Clavel en la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, se celebró por primera vez en toda España. Pero a partir del año 1930 se trasladó al Día de Sant Jordi. La fiesta se extinguió en el resto del Estado y tomó cada vez más fuerza en Cataluña, donde fue adquiriendo connotaciones de reivindicación nacional y de defensa de la lengua.

Los motivos que llevaron a optar por el 23 de abril son de carácter conmemorativo: es la fecha en la que murieron los escritores Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Más adelante, ese mismo día también nacieron o murieron escritores universales, como Josep Pla (1981), Maurice Druon (1918), K. Laxness (1902), Vladimir Nabokov (1899) y Manuel Mejía Vallejo (1923).

En 1995 la Unesco declaró el día 23 de abril Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor.