Carassa
Imatge destacada
La Carassa es una figura ligada a las celebraciones navideñas de la ciudad. Representa un sarraceno, tanto por las facciones como por la indumentaria, y tiene una larga y espesa barba y la boca bien abierta, preparada para sacar dulces y golosinas. Se desplaza con ruedas y tiene la particularidad de que puede mover los ojos.
Antiguamente, las carasses eran figuras colocadas bajo el órgano de las iglesias y el propio organista les hacía mover los ojos y echar golosinas por la boca. Los niños se colocaban debajo y recogían todo lo que podían. Había carasses por toda Cataluña, y solo en Barcelona destacaban la de Santa Maria del Mar, la de la Catedral —que data del siglo XVI— y la de Sant Just, que todavía se puede ver en la sacristía.
Las carasses formaron una tradición bien arraigada en Cataluña hasta mediados del siglo XX, cuando se fueron suprimiendo por el ruido y el jaleo que formaban dentro de las iglesias. También contribuyó el hecho de representar una cabeza de moro cortada y colgada, porque se interpretaba como apología de la xenofobia y del racismo.
En el año 1988 se recuperó nuevamente la imagen de una carassa en la ciudad gracias a la Coordinadora de Gegants i Bestiari de Ciutat Vella, que todavía hoy se encarga de custodiar la figura y de sacarla cada año. Fue obra del maestro imaginero Manel Casserras i Boix, que la creó inspirándose en la de la Catedral. Se estrenó aquel año hacia Navidad. Actualmente, la función de la Carassa es manifestar la evolución de una tradición que, de lo contrario, habría desaparecido.
Desde que fue restaurada, la figura se deja ver únicamente los fines de semana de diciembre, antes de Navidad, en la Feria de Santa Llúcia. Se pasea entre los puestos y da un paseo por las plazas y calles de los alrededores de la Catedral echando caramelos por la boca a los niños y niñas que la esperan. Cada día que sale la arrastra una colla diferente de Ciutat Vella, que la hace bailar al son de gralles y tambores.
La Carassa de Barcelona se puede ver en exposición permanente en la sala de los Gigantes Históricos de la Casa de los Entremeses de Ciutat Vella.