Cañón de la Barceloneta
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"Senyor rector, volem el canó! Senyor rector, volem el canó!" (¡Señor rector, queremos el cañón! ¡Señor rector, queremos el cañón!). Este grito unánime precede cada 29 de setiembre la salida del cañón de la Barceloneta desde la parroquia. Es uno de los actos más singulares de la fiesta mayor del barrio, que se celebra todos los años por San Miguel.
El cañón es un artilugio de artillería festiva muy popular en la Barceloneta, y es conducido por un vecino disfrazado de militar napoleónico. En un pasacalle, y siguiendo las órdenes del militar, el cañón dispara salvas de pirotecnia mezcladas con caramelos. Después de cada salva, los asistentes simulan que caen abatidos y recogen las golosinas que ha expulsado el cañón.
Se han explicado muchas historias sobre el origen del cañón, algunas de ellas bastante inverosímiles. Algunas lo vinculan a la guerra del Francés (o guerra de la Independencia); otras, a un cañón de barra de defensa portuaria... Pero lo cierto es que la paternidad de este elemento tiene nombre y apellido: Pancraç Farell, especialista en la fabricación de matrices y trabajador de La Maquinista. El señor Farell se casó con una catalana descendiente de familia francesa por línea paterna. La pareja fundó, en el año 1886, el Restaurante Farell, muy pronto conocido como Can Tipa.
Un año Farell asistió a las fiestas del pueblo de la abuela de su esposa, en Francia, donde vio que rondaba por las calles un cañón de decorado en cuya boca se hacía explotar un petardo a la vez que lanzaba caramelos y juguetes para los niños. En 1912 Pancraç Farell, amante de las fiestas populares, hizo construir un cañón a semblanza del francés. Y desde entonces el cañón se ha convertido en el elemento identificativo de las fiestas del barrio.