El barrio del Clot es el núcleo urbano más antiguo del distrito de Sant Martí. En la Edad Media estaba lleno de huertos y cultivos que proveían la ciudad de Barcelona. En aquellos tiempos el lugar también era famoso por el Clotum Melis, un espacio lleno de colmenas de abejas productoras de miel que acabó dando nombre al barrio. En el siglo XIX la industrialización transformó la fisonomía del Clot, que se convirtió en un importante núcleo obrero. De esa época datan muchas de las asociaciones, cooperativas, ateneos y entidades diversas que hoy en día forman el tejido cultural del barrio.

La actual fiesta mayor, que se celebra en honor de san Martín, es un reflejo de todo ese pasado. La organiza la Federación de Entidades del Clot-Camp de l'Arpa, y todas las entidades del barrio dedicadas a la cultura popular tienen un peso muy importante en la preparación de la fiesta. Cabe destacar la jornada castellera que organizan los Castellers de Barcelona, el pasacalle de gigantes, las exhibiciones del Ball de Bastons del Clot y del Esbart Sant Martí y el correfoc de los Diables del Clot.

Motivo

San Martín fue uno de los santos más populares y con más devotos de la Edad Media. Se empezó a extender su culto por toda Cataluña en el siglo XII y actualmente es el santo que tiene más capillas y parroquias dedicadas. Otra buena prueba de su popularidad es la gran cantidad de pueblos que emplea ese topónimo en nuestro país.

En el caso del Clot, la fiesta mayor se vincula a la actual parroquia de Sant Martí del Clot, que data de la expansión demográfica de finales del siglo XIX. Con todo, el barrio ha estado ligado tradicionalmente a otra parroquia también consagrada a san Martín y que da nombre al distrito: Sant Martí de Provençals.

Orígenes

La historia del Clot está estrechamente vinculada a la de la parroquia de Sant Martí de Provençals, de la que siempre había dependido y la cual es el embrión del distrito. Pocos años después de 1714, un edicto derivado del Decreto de Nueva Planta permitió a la iglesia de Sant Martí convertirse en parroquia y, por lo tanto, se desvinculó de Santa Maria del Mar. Ese fue el primer paso para formar, en el curso de los años, la villa de Sant Martí, que se integró de nuevo en Barcelona por el Real Decreto de Agregación de 1897.