Desde 1786 se organiza, delante de la Catedral, la Feria de Santa Llúcia, una de las más populares de la ciudad. Se pueden encontrar productos de artesanía y elementos típicos de las fiestas de Navidad. De la importancia de esta feria dejaron testimonio, entre muchas otras, dos personalidades de la cultura catalana: el aristócrata Rafael Amat, conocido como el barón de Maldà, y el folclorista Joan Amades.

Todos los años, más de doscientos puestos llenan el Pla de la Seu y la avenida de la Catedral con una amplia variedad de productos. La feria se instala a finales de noviembre o principios de diciembre ―siempre antes del día 13, Santa Lucía― y se mantiene durante los días de Navidad.

Los puestos se agrupan en cuatro sectores principales. El de pesebres y figuras (como el caganer) ofrece complementos del paisaje para el pesebre, cestos, figuras, velas y decoración navideña. En la sección de verde y vegetación, se encuentran árboles naturales o artificiales, musgo, tions, corcho, ramas de eucalipto y similares. En el sector de artesanía hay todo tipo de productos artesanales y complementos, como ropa, joyería, objetos de decoración y regalo y muchos artículos más. Finalmente, el sector musical pone a disposición del visitante zambombas, panderetas y otros instrumentos de la tradición navideña.

Mientras dura la Feria de Santa Llúcia se puede disfrutar de espectáculos y de actividades relacionados también con las costumbres de Navidad, como cursillos organizados por la Asociación de Pesebristas de Barcelona, un tió gigante, el pasacalle de la tradicional Carassa de Nadal, bailes de esbarts y actuaciones musicales.