Conocidos desde 1780, los Gigantes Pequeños del Pi han sido siempre muy populares, sobre todo porque tienen una fisonomía fina y unas dimensiones pequeñas, que los convertían en figuras singulares y cercanas, a diferencia del hieratismo de los otros gigantes. En 1798 se presentaron frente al duque de Lancaster para que permitiera que los gigantes volvieran a salir por el Corpus, cosa que estaba prohibida desde 1780 por una real cédula dictada por Carlos III.

Parece que al principio no tenían caballete. Por lo tanto, las piernas del portador quedaban a la vista de todo el mundo, al estilo del gegantó Lladrefaves, de Valls. Las reducidas dimensiones de estas figuras permitían que participaran en los saraos de la aristocracia barcelonesa de la época, tal como lo recoge Rafel d'Amat i de Cortada, el barón de Maldà, en el dietario costumbrista Calaix de sastre.

En 1858 adoptaron una nueva imagen: él era oficial húngaro, y ella, la señora Peruzzi de la ópera La Traviata. En 1870 se guardaron en unas cajas junto con los gigantes grandes y no reaparecieron hasta el 12 de junio de 1960.

En el año 1985 fueron bautizados con los nombres de Josep Oriol y Eulàlia, y en 1997 se estrenaron las réplicas, que son las que actualmente salen a los pasacalles y paseos. Los originales se visten tal como se recuperaron en 1960, con la imagen de unos señores del siglo XIX. Las copias van vestidas como en 1858, con un traje reestrenado en el año 2013.

Los Gegantons o Gigantes Pequeños del Pi son una pareja muy activa, y es normal de verlos en pasacalles y paseos, tanto de Barcelona como del resto del país. Incluso han llegado a visitar el Japón. Aun así, siempre son fieles a las citas de La Mercè, como la mañana de fiesta mayor, la Xambanga y la cabalgata. También se pueden ver por el Corpus en la procesión, por Santa Eulàlia en el encuentro de gigantes y por San José Oriol, fiesta de la que son anfitriones.

Los Gegantons o Gigantes Pequeños del Pi están expuestos permanentemente y de forma doble. Los originales se pueden ver en una vitrina en el atrio de la basílica del Pi y las copias, en la Casa de los Entremeses.