Sant Cristòfor y el motor de explosión
06JUL2016
El próximo día 10 de julio, en el barrio gótico de Barcelona se celebra la bendición de coches antiguos con motivo de San Cristóbal, un santo de culto antiguo que se ha adaptado a la sociedad actual.
El ritual de rociar automóviles con agua bendita se puede ver en diferentes lugares de la ciudad y del país, y también en otros países del mundo, pero la capilla de Sant Cristòfor (San Cristóbal) de la calle Regomir tiene la singularidad de haber sido la primera que introdujo esta práctica en España, 1907.
Pero la capilla y la veneración de este santo es mucho más antigua que la circulación de coches por nuestras calles, y se remonta a la edad media. San Cristóbal era uno de los santos invocados en la ciudad para protegerla de las pestes y enfermedades, al igual que Sant Roc (San Roque), con motivo del que todavía se celebra la fiesta mayor del barrio gótico y que es protagonista de una de las exposiciones itinerantes del Etnológico: 425 anys de les festes de Sant Roc a Barcelona.
En el caso de San Cristòfor tenía dedicado un altar en una antigua bóveda de la muralla romana, muy cerca de la capilla actual, justo al lado del Pati Llimona. Hay muchas dudas sobre la historicidad de este santo, y de hecho se mezclan diferentes relatos incluso contradictorios. Chistóforos significa en griego "portador de Cristo". Se puede interpretar como una metáfora para nombrar una persona muy creyente, que lleva a Cristo en el corazón, pero existe una leyenda que da una explicación mucho más literal de este nombre:
Cristóbal era un gigante cananeo que ayudaba a los viajeros a cruzar el vado de un río, y en una ocasión tuvo que cruzar al niño Jesús. A cada paso que daba, el niño se hacía más pesado, y en preguntarse el porqué, él respondió que pesaba mucho porque cargaba con todos los pecados del mundo. Esta anécdota sirvió para atribuir al santo el patronazgo de los viajeros y diferentes transportistas.
En la tradición ortodoxa, el santo es a menudo representado con una cabeza de perro, un atributo extraño dentro de un culto cristiano. Esta rareza se inspira en la figura de Anubis, el dios egipcio, también con cabeza de perro, que transportaba a los difuntos del mundo de los vivos al de los muertos. Fuera de España, San Cristóbal no se celebra el día 10 sino el 25 de julio, durante la canícula, los días más cálidos del verano, que reciben este nombre, que significa "perro pequeño", porque antiguamente coincidía con la reaparición en el firmamento de la constelación de Canis Minor. Todas estas vinculaciones con los perros, los perros, podrían llegar a explicar porque se dice que el gigante que llevó Cristo era cananeo.
Pero retornando al culto barcelonés, el patronaje viajero de San Cristòfor era más bien secundario, y se le consideraba por encima de todo un santo protector. Su capilla era administrada por los vecinos, siguiendo la antigua tradición gremial, y el 10 de julio se celebraba una pequeña fiesta mayor de la calle Regomir y alrededores, que incluía una feria muy popular. Cuando en 1906 el ayuntamiento prohibió que se montaran puestos en la vía pública, la baja afluencia a la fiesta alarmó a los vecinos, que se inventaron una manera de revitalizarla sin violar la normativa que les impedía cortar la calle. Fue así como, al año siguiente, se organizó la primera bendición de coches de motor, un ritual que ya se practicaba en Francia e Italia, donde se explica que la esposa del rey, muy devota, fue la primera colocar una imagen de San Cristóbal a su automóvil.
Así pues, el próximo domingo, en la calle Regomir, tiene la ocasión de conocer una fiesta que, a pesar de ser centenaria, se ha reinventado adaptándose a los tiempos modernos, y que además le permite contemplar un buen número de coches de época. Y si nunca subís a un taxi y veis que el conductor lleva una estampita de este santo, ya sabéis de donde viene esta tradición.
Imágenes:
Sant Cristòfor 1958: Bendición de un coche en la calle Regomir
Capilla de Sant Cristòfor en la calle Regomir, junto a los restos de la muralla romana