Los Byeris: ritual y expolio del patrimonio guineano

Las estatuas funerarias del pueblo fang, que habita diferentes regiones de la Guinea Ecuatorial, Gabón y Camerún, han sido un objeto apreciado por los coleccionistas desde hace más de un siglo.

Estas figuras hechas de madera, forman parte de un culto más amplio llamado Byeri. El nombre autóctono de este objeto es eyema byeri, que significa precisamente estatua byeri, aunque a menudo se le denomina simplemente byeri. Su función dentro del sistema de creencias fang es proteger un relicario donde se depositan diferentes huesos, particularmente las calaveras, los antepasados. Su culto, relacionado con elementos iniciáticos, se basa en el recuerdo de los difuntos, a través del cual se reifica su estructura social, basada en la familia y en el reconocimiento de cada linaje.

El pueblo fang fue colonizado por franceses y españoles, que en ambos casos quisieron imponer la fe católica a través de las misiones evangelizadoras. En el caso de la Guinea Española, los padres claretianos, con sede en Vic, fueron los principales responsables de esta tarea, que perseguía conseguir que los nativos abandonaran sus creencias ancestrales y abrazaran la cruz cristiana. Una de las principales preocupaciones era que los fang dejaran de guardar en su casa estas urnas que contenían restos humanos, y llegaron a ordenar la persecución de su tenencia a través de las autoridades coloniales.

Las estatuas, una vez separadas de las urnas, dejaban de cumplir su función ritual, y por tanto ya no eran un objeto de culto. Los mismos claretianos recogieron algunas de estas figuras de madera, como una forma más de conocer y divulgar lo que encontraban en aquellos territorios, que incluía la cultura y el arte de los nativos. Otros colonos blancos también se apoderaban de ellas y las convertían en objetos decorativos, llegando a incorporarlas en los elementos de su mobiliario de aires exóticos. Una buena muestra se puede ver en la exposición Ikunde, donde se exhiben dos figuras byeri que formaban parte de un sillón, propiedad de Miguel Núñez de Prado, gobernador de la colonia entre 1926 y 1931.

^{Eyema byeri exhibido en la exposición permanente del Museu de Cultures del Món}    

A principios del siglo XX, coincidiendo con la llegada de los primeros byeris a las metrópolis, las vanguardias artísticas europeas se aficionan por el arte que llamaban primitivo, procedente de pueblos de todo el mundo. La estatuaria de los fang fue una de las obras más valoradas, y en 1929 se publicaba en francés el libro La escultura negra primitiva. A lo largo del último siglo, estas piezas, despojadas de su sentido original, y a través de un ejercicio profundamente euro-centrista, han sido transformadas en obras de arte y se han convertido en objetos de coleccionista, protagonistas habituales en las casas de subastas. En 2001 se llegó a vender una de estas figuras por el precio récord de 2,5 millones de euros.

Mientras tanto, en Guinea, el 80% de la población es considerada oficialmente católica, pero se siguen fabricando byeris que ya no protegen ninguna relicario, ni forman parte de ningún ritual. En el Museo de Culturas del Mundo, tanto en la exposición estable como en Ikunde, se pueden contemplar diferentes figuras, representaciones masculinas y femeninas, que no van acompañadas de sus relicarios. De hecho, algunas de estas tallas fueron realizadas por encargo, durante las primeras expediciones en Guinea, entre 1940 y 1960. Donde sí se pueden ver las urnas que acompañaban estas estatuas, es la reserva visitable del museo Montjuïc.

A través de los Byeris y sus diferentes usos, también podemos observar el proceso de expolio, en este caso cultural, que quiere denunciar la exposición Ikunde. Barcelona metrópoli colonial.