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La Pinacoteca del Etnològic, fuente de interés social

02MAYO2016

Pinacoteca del Museu Etnològic de Barcelona

En la sede de Montjuïc puede contemplarse una colección poco habitual en un museo etnológico. Habitualmente, las pinturas son objetos exhibidos en centros de arte, pero las obras que forman parte de la pinacoteca del Etnológic tienen un gran interés social por su historia y por las reflexiones que sugieren.

Distribuidas entre la exposición estable y las temporales, exhiben una veintena de obras de arte, principalmente de temática religiosa, que no se habían mostrado nunca en una exposición desde que pasaron a formar parte de las colecciones del Museo de Industrias y Artes Populares, ubicado en el Pueblo Español y precursor del actual Etnológic. La historia acerca de cómo llegaron estos objetos, por sí misma, ya les otorgan un sentido especial:

En julio de 1936, con el estallido de la Guerra Civil, la Generalitat republicana decide llevar a cabo un rescate del patrimonio para evitar su destrucción, creando el servicio de salvamento. Inicialmente se almacenaron las obras rescatadas en el Palacio Nacional de Montjuïc, que entonces ya alojaba el Museo de Arte de Cataluña, antecedente de la actual MNAC, però con la amenaza de los bombardeos del bando fascista, se decidió enviarlas a localidades cercanas a la frontera con Francia. Algunas obras llegaron a exiliarse en Ginebra y París, donde protagonizaron dos exposiciones sobre arte catalán.

Terminada la guerra, los protagonistas de este rescate fueron procesados ​​en juicios militares, acusados ​​de haber colaborado con los rojos, però gracias a su tarea, una gran cantidad de obras pudieron ser restituidas en sus destinos originales, y muchas otras se incorporaron a las colecciones del Museo de Arte de Montjuïc. Pero también hubo una serie de pinturas que nadie reclamó, y de las cuales se desconoce su procedencia. Al tratarse de obras menores, a menudo de autoría desconocida, se decidió incorporarlas a las colecciones del nuevo Museo de Industrias y Artes Populares, que se fundaría en 1942.

Después de más de siete decadas  estas obras son ahora finalmente expuestas, y su exhibición nos llevan a hacernos una serie de reflexiones:

 

¿Cuál es la línea que separa la alta cultura del arte menor, a menudo llamado arte popular?
¿Cuánto valor añade a una obra el hecho de conocer al autor?
¿Quién se esconde detrás de la etiqueta genèrica Anónimo?

 

Si bien desconocemos quien realizó la mayoría de estas pinturas, puede suponerse que muchas procedían de conventos y monasterios, algunos de ellos habitados por monjas, y que las mismas religiosas serían las autoras. ¿Cuántas artistas catalanas conocemos, por ejemplo, de la época del barroco? ¿Significa ello que las mujeres no pintaban? ¿O tal vez esta circunstancia indica que su condición de mujer no les daba el derecho a firmar su obra y reclamar su autoría? ¿Es la obra menor aquella que ha sido creada por personas que son consideradas socialmente menos importantes?

Como el resto del museo, esta pequeña pinacoteca está dedicada al patrimonio de la gente subalterna, las personas a quienes se ha negado, por su clase social o por su género, hasta el derecho a que su nombre sea recordado.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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