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La Noche de Guy Fawkes o cuando la historia se convierte en tradición

02NOV2017

Guy Fawkes

Un episodio de la historia de Inglaterra ha inspirado una tradición que, más de 400 años después, se sigue celebrando, con fuego y pólvora, en el Reino Unido. El 5 de noviembre, es la Noche de Guy Fawkes, también conocida como la Bonfire Night o Noche de las Hogueras.

En distintas zonas del país la celebración tiene matices diversos, pero, en esencia, la noche del 5 de noviembre por toda Inglaterra se lanzan fuegos artificiales, suenan los petardos y se encienden hogueras. En estas hogueras, se acostumbra a quemar una figura masculina, un muñeco que representa a un personaje histórico llamado Guy Fawkes. Pero, ¿quién era?

Jaime VI (o Jacobo VI) de Escocia, hijo de Maria Estuardo, no sólo fue rey de su país desde que tenía un año sino que, además, en 1601, con el nombre de Jaime I, sucedió a Isabel I (que había ejecutado a su madre) en el trono de Inglaterra. Los católicos ingleses, creyendo que el nuevo monarca aligeraría la persecución que sufrían sus correligionarios, se sintieron inicialmente satisfechos. Pero llevar la libertad de culto al país no era tan sencillo y, como no acababa de llegar, un grupo de católicos urdieron la que después se ha conocido como la Conspiración de la pólvora.  Se trataba de asesinar al rey Jaime I y a sus ministros durante la sesión de apertura del Parlamento, el 5 de noviembre de 1605. Alquilaron una casa cerca del Parlamento inglés y, desde allí, lograron acceder al sótano de la sede del legislativo, donde habrían amontonado, según se dice, 2.500 kilos de pólvora. Pretendían hacerlas estallar en plena sesión, liquidando así de un solo golpe a las principales autoridades del país. Pero alguien que conocía la conjura alertó a uno de los nobles que debían asistir a la sesión y, cuando los soldados ingleses registraron las dependencias del Parlamento... encontraron en el sótano la pólvora y a uno de los conspiradores, el encargado de encender el fuego y provocar la explosión. El conspirador era un natural de York de 35 años que se llamaba Guy Fawkes y que había combatido con las tropas españolas contra los protestantes en los Paises Bajos. Lo más curioso es que, de hecho, no era el cabecilla de la conspiración, aunque haya acabado convertido en el personaje que más se identifica con este episodio. Pocos recuerdan que Robert Catesby, un católico conocido por sus soflamas contra la corona británica, fue el auténtico inspirador del complot. Pero fue Guy Fawkes quién fue encarcelado desde el primer momento en la Torre de Londres, donde fue torturado cruelmente para que revelara la identidad de sus cómplices. Tan valiente fue a la hora de resistir el tormento los dos primeros días que incluso se ganó palabras de admiración del propio Jaime I. Pero consciente del martirio que le esperaba (incluyendo la emasculación y la evisceración en vida), Fawkes logró dar un salto fatal y murió al romperse el cuello. Aun así, su cadáver fue descuartizado y, los restos, repartidos por todo el país para que sirvieran de advertencia a futuros conspiradores.

Desde aquel año, Jaime I decretó que en todo el país se encendieran hogueras la noche de 5 de noviembre y que se lanzaran fuegos artificiales y se celebrara con llamas y pólvora el fracaso de una conjura que habría sido fatal para la monarquía inglesa y que bien pudiera haber cambiado la historia. La fiesta todavía se celebra hoy y se ha convertido en una de las tradiciones más populares entre los ingleses. Manzanas con caramelo, patatas cocinadas en la hoguera y unos caramelos especiales llamados bonfire toffe (caramelos de la hoguera) son algunos de los productos gastronómicos típicos de este día. Pero la conspiración ha originado tradiciones más curiosas como la que, todavía hoy, se sigue cada vez que se abre una temporada de sesiones en el Parlamento: se registra el sótano del edificio para asegurarse que en ninguna parte hay pólvora u otro explosivo. Se considera una tradición a pesar de que, en los tiempos que corren, es, a la vez, una medida imprescindible de seguridad. Y, si alguien se lo pregunta, no, el sótano donde fue detenido el desafortunado Guy Fawkes ya no existe, pues desapareció en 1834 durante un incendio que destruyó la parte medieval de las dependencias.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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