13JUL2016
Este fin de semana se celebra la fiesta de este barrio del distrito de Ciutat Vella. Las actividades que se organizan son un reflejo de los cambios que ha experimentado a lo largo de décadas.
La división actual de Ciutat Vella en cuatro barrios no se corresponde con los vecindad que antiguamente organizaba fiestas en sus calles. La primera de estas fiestas es por Sant Pere (San Pedro), uno de los tres conjuntos que conforma el Casco Antiguo, junto con Santa Caterina y la Ribera. La semana pasada conocíamos que la bendición de automóviles en la calle Regomir es un vestigio de las celebraciones que se hacían por Sant Cristòfor (San Cristóbal), y las fiestas del Gótico, las de Sant Roc (San Roque), originalmente se limitaban a la Plaza Nueva y sus alrededores.
En el caso de las fiestas del Raval, su origen se ubica en la calle del Carmen, que debe su nombre al convento carmelita que existía desde la edad media. Coincidiendo con la celebración de la Virgen del Carmen, el 16 de julio, se organizaba una feria que abarcaba desde la Rambla hasta la plaza del Pedró, y Joan Amades la documenta desde finales del siglo XVIII. Actualmente, las celebraciones se han extendido a muchas otras calles, pero por la calle del Carmen sólo circulan un par de desfiles. El único acto relacionado con la virgen es una ofrenda floral en la iglesia de San Agustí, la parroquia del barrio.
La huella religiosa se ha desvanecido de las fiestas de la misma manera que en el conjunto de la sociedad. Muchos otros cambios sociales también se ven reflejados en el tipo de actos que se realizan, así como en los colectivos que los organizan. Leyendo el programa, se puede observar la gran diversidad en la tipología de entidades que las hacen posibles: asociaciones de vecinos, de comerciantes o culturales, diferentes establecimientos dedicados a la restauración y el entretenimiento u ONGs.
El Raval es uno de los barrios con una mayor presencia de personas migradas, y la mitad de la población no tiene la nacionalidad española. Esta diversidad también se siente en las fiestas, donde participan colectivos marroquíes, filipinos, paquistaníes, indios o bolivianos. Pero el origen geográfico no es el único motivo para la diversidad, ya que conviven la imaginería festiva de los gigantes, bastoners o puntaires con el rock, los Djs o la música y los bailes de Bolliwood. También se programan actividades culturales como itinerarios por el barrio y puertas abiertas a museos, y diferentes exposiciones y charlas con temas tan diferentes como la presencia gitana en la calle de la Cera y alrededores o el género cinematográfico de Star Wars.
En la vertiente más tradicional, hay que mencionar la participación de las sociedades corales y humorísticas, de gran arraigo en el barrio y uno de los ejes vertebradores que sirvió en el pasado para integrar e instruir a las clases trabajadoras que llegaban a la capital. Serán las protagonistas del acta inaugural, el jueves día 14, con un pasacalle por las calles y una actuación en la plaza Vicenç Martorell.
Del 14 al 17 de julio, podéis conocer como un barrio complejo y de lo que demasiado a menudo se habla en términos de conflicto, se presenta a sí mismo y celebra su diversidad.