01SEP2016
El pasado jueves se celebraba el nacimiento de Krisna, y los medios indios se hicieron eco de una pregunta curiosa: ¿Qué tienen en común la cultura catalana y el culto hindú a este dios?
El pasado 25 de agosto, nos encontrábamos justo a medio camino entre la luna llena y la luna nueva, y según el calendario lunar hindú, nos encontrábamos en la mitad oscura del mes, cuando la luz nocturna está menguando. La palabra Krsna significa oscuro en sánscrito, y es por eso que en el centro de este periodo, durante el mes de Shravan, se celebra el nacimiento de Krisna.
Hace unos meses explicar qué significa Krisna dentro del complejo politeísmo hindú, y también señalábamos las similitudes entre las leyendas de este dios y las del Jesús cristiano. En relación con su nacimiento, encontramos una historia muy parecida a la persecución de Herodes y la huida a Egipto.
Tanto en la India como en todo el mundo, hay muchos rituales relacionados con el nacimiento de Krisna, que incluyen peregrinaciones a los lugares señalados en las leyendas, oraciones, espectáculos de danza y música, intercambio de regalos y diferentes comidas típicas de esta fecha . Pero hay que tener en cuenta que no todos los hindúes son seguidores de este dios. En Barcelona podemos encontrar personas de origen indio e hindú que ni siquiera conocen esta fecha, algunos que lo celebran en la intimidad de su casa y otros que participan en pequeños actos públicos.
Pero si hay una tradición que nos puede llamar mucho la atención en Cataluña, por su familiaridad, es la del Dahi Handi practicado por los govinda al oeste de la India. Tiene su origen en las leyendas sobre el Krisna niño y su afición por la mantequilla y otros productos lácteos, que hurtaba a sus vecinos dando lugar a anécdotas entre el punto cómico y la cosa trascendental. Dahi Handi significa bote de barro lleno de mantequilla, y el ritual consiste en colgar uno en un lugar elevado y llegar construyendo una gran torre humana, para romperlo y que en gotea el contenido.
Resulta inevitable compararlo con los castells, y de hecho este año ha sido muy comentado en las redes sociales de la India. El origen de la comparación se debe a que las autoridades locales quieren prohibir que las torres se levanten más de 6 metros de tierra y que participen menores de 12 años. Descubrir que en un rincón de Europa se realiza una práctica muy parecida, donde niños ascienden sobre construcciones humanas de hasta 9 pisos, y que incluso es reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, ha servido a los govinda para señalar la injusticia de la prohibición.
Más allá de la polémica, este reflejo entre dos tradiciones que hasta la actualidad habían pasado desapercibidas para la mayoría en ambos países -aunque se han realizado intercambios entre govindas y castellers desde 2006- nos sirve para pensar en la diversidad y al mismo tiempo la similitud de las culturas humanas, que partiendo de orígenes y significados muy diferentes han
convergido en formas y técnicas bastante similares.