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Fiestas del mundo: Santa Madrona, patrona de Barcelona

07MAR2018

 

Hasta mediados del siglo XIX, no pocas barcelonesas se llamaban Madrona, un nombre especialmente popular en la ciudad en tiempos pasados. Y es que, dejaos sorprender, la lista de las patronas de Barcelona es más larga de lo que creíais.

Seguro que habéis ido alguna vez al Palau Nacional de Montjuïc, donde se encuentra el Museu Nacional d'Art de Catalunya pero posiblemente no os habéis fijado nunca que, entre este edificio y el Museu Etnològic, junto a los jardines de Joan Maragall y el recinto del palacete Albéniz, hay una pequeña ermita dedicada a santa Madrona. Sólo se abre una vez al año, el cuarto domingo después de Pascua, cuando la parroquia dedicada a esta santa organiza un encuentro que conmemora su fiesta, el 15 de marzo. En esta iglesia del Poble-sec se guardaban, hasta los hechos de la Semana Trágica, las reliquias de la santa, que es, aunque poca gente lo recuerde hoy, copatrona de Barcelona junto con santa Eulàlia y la virgen de la Mercè.

Madrona habría sido, según la tradición cristiana, una mártir que vivió y murió entre los siglos III i IV después de Cristo. Hay versiones diversas, pero la más extendida dice que la joven era de Barcelona y nació en una villa en el actual Montjuïc hasta que, al quedarse huérfana, fue llevada a Tesalónica. Denunciada por sus creencias cristianas, fue martirizada (o asesinada por su ama, según otros variantes del relato) y su sepulcro se convirtió en lugar de devoción para los cristianos de la zona. Para evitar que la sepultura siguiera siendo objeto de veneración, se cuenta que, en el año 892, los infieles vendieron las reliquias, que adquirieron unos mercaderes de Marsella por encargo del rey de Francia. Dice la historia que, al pasar la nave de los mercaderes por las costas de Barcelona en dirección a Francia, se desató una terrible tormenta que habría obligado a los marineros a buscar refugio en el puerto de la ciudad. Cada vez que intentaban zarpar, el tiempo empeoraba repentinamente, hasta que los mismos navegantes llegaron a la conclusión que eran los restos que transportaban los responsables de las malas condiciones de la mar. La mártir, estaba claro, quería quedarse en Barcelona.

Efectivamente, al desembarcar las reliquias, el mar se calmó y la nave pudo zarpar, dejando los restos de la santa en la ciudad donde había nacido. Las reliquias fueron depositadas en una de las muchas ermitas que, en tiempos, llenaban la montaña de Montjuïc, concretamente en la de san Fructuoso, situada precisamente junto al lugar donde se creía que había estado la villa donde había nacido la santa. La ermita que acogía los restos de santa Madrona, documentada desde 1403, acabó bajo su advocación, a pesar de que la actual no es la misma que  la que había acogido los restos en un primer momento. De hecho, en Montjuïc  hubo un convento dedicado a santa Madrona, pero fue destruido en 1713 durante una de las batallas de la Guerra de Sucesión y reconstruido posteriormente en la actual plaza Reial. En la montaña sólo queda hoy la actual ermita, una edificación posterior que data de 1734.

Como Montjuïc tiene una situación estratégica, guerras y conflictos, como el mencionado Combate del Convento de Santa Madrona de 1713, obligaron a trasladar en ocasiones diversas los restos de la santa a la Catedral, a Sant Pau del Camp y a la parroquia de santa Madrona que había en el Poble-sec, de donde desaparecieron cuando la iglesia fue incendiada en 1909, durante la Semana Trágica. Sólo quedó una pequeña reliquia que aún se conserva en la reconstruida parroquia del barrio del Poble-sec dedicado a la santa.

Desde allí sale cada año una romería que conmemora la fiesta de la santa, que había sido declarada patrona de la ciudad en 1564 y a la que se invocaba contra las fiebres malignas, como protectora de los navegantes y como  portadora de lluvia, por lo cual se le reza especialmente en las zonas más secas de Catalunya. La romería de Santa Madrona, que aún se celebra actualmente, empieza con un pasacalle con los gigantes y grallers del barrio, y continúa en la ermita de Montjuïc, con una misa, actividades populares para niños y mayores y una comida popular en la explanada situada ante la ermita. Aprovechad la ocasión si queréis ver el edificio porque el encuentro será la única oportunidad que tendréis de ver el recinto durante el año.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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