27DIC2017
Up Helly-Aa o el regreso de los vikingos
El ciclo festivo navideño no termina realmente en las islas Shetland, al norte de Escocia, hasta que llegan los vikingos. Y es que los adictos a Juego de Truenos se sentirán como en casa en una fiesta que recuerda las primeras llegadas de los piratas escandinavos al territorio escocés y que, hoy, es una celebración del fuego especialmente elaborada.
Sí, la fiesta sirve para celebrar el fin de los días más oscuros y el inicio del periodo en que las jornadas se empiezan a hacer cada vez más largas, pero también para recordar el pasado de unas tierras marcadas por las incursiones constantes de vikingos procedentes del norte de Europa y de Islandia. Y sí, el espíritu salvaje de los vikingos sigue vivo... aunque que algo más controlado hoy que en tiempos pasados.
El origen de todo está en las celebraciones de la fiesta de Yule, más conocida como la Navidad de los Vikingos, una celebración del renacimiento del sol propia del solsticio de invierno durante la cual, hasta 1875-1880, era tradición llenar toneles con alquitrán y prenderles fuego dejando que ardieran mientras eran transportados arriba y abajo. Vista la peligrosidad de la fiesta, que acababa siempre con heridos debido a las quemaduras, la celebración fue reformulada y, tal como la conocemos hoy, renació a partir de 1880, eso sí, sin renunciar al fuego.
Las principales celebraciones tienen lugar en Lerwick, la capital de las Shetland dónde, el último martes de enero, encontraréis a un montón de gente vestida... como si fueran vikingos. Cascos, escudos, espadas, hachas, lanzas, kilts y, por supuesto, antorchas llenan las calles y plazas. Pero todo empieza unos días antes, cuando aparece en la localidad un gran cartel que proclama la fiesta y que, tradicionalmente, está encabezado por dibujos y obras gráficas de artistas locales. Después, aparecen las informaciones prácticas sobre la fiesta y, como ocurre en muchas celebraciones de nuestro país, se añade el elemento satírico literario y las bromas locales.
Quien se encarga de elegir al artista que pinta el cartel (el Up Helly-Aa Bill) es el Guizer Jarl o Jarl, el líder de los Guizers, es decir, los vikingos por un día que participan en la fiesta formando un escuadrón a las órdenes de su jefe. La vestimenta del Jarl es especialmente importante e incluye todos los elementos (casco, espada, hacha, armadura, escudo...) necesarios para conseguir el efecto más espectacular y el aspecto más auténticamente vikingo. El vestuario es esencialmente el mismo desde los años 30, a pesar de que cada año el Jarl titular elige los colores de la ropa que lleva debajo.
Igualmente disfrazados, los Guizers forman cerca de 45 escuadrones de entre 16 y 25 miembros. Son cerca de un millar en total y convertirse en Guizer es, en las Shetland, un gran privilegio para los amantes de las tradiciones. La vestimenta corre a cargo de cada participante y se renueva cada año, para asegurar que la fiesta es especialmente original y colorida. No es ninguna broma: el diseño del vestuario de los Guizers se determina y se empieza a preparar... dos años antes de que estos "vikingos por un día" pisen la calle.
El día de la fiesta, el millar de Guizers, liderados por el Jarl, dan inicio a su procesión en una ciudad absolutamente a oscuras y sólo iluminada por las antorchas de los Guizers. Estos, acompañan su galera vikinga, un barco (The Galley) que han construido con madera ligera o bien sobre una embarcación antigua que ya ha acabado su vida útil y que, ricamente decorada, se convierte en un impresionante barco vikingo.
El Jarl conduce el barco y a sus Guizers por las calles de Lerwick en una procesión de luz que va acompañada de canciones tradicionales específicamente compuestas para esta fiesta. El desfile, especialmente animado por las canciones, pero también por el abundante whisky que se consume, llega finalmente a una gran plaza conocida como Market Cross, donde la galera queda depositada.
Los Guizers lanzan entonces sus antorchas a la embarcación que, entre llamas, inicia así su viaje final hacia el Walhalla, donde se reencontrará con el dios Odín y los guerreros caídos durante la batalla. Mientras tanto, la ciudad se llena de fiestas que durarán hasta la mañana siguiente.
Si vosotros también queréis vivir entre vikingos por un día, recordad que, este año, la fiesta será el martes 30 de enero. Comprad un billete hasta el aeropuerto de Sumburgh, abrigaos bien, aprended la Canción de Up Helly-Aa y, si os gusta beber, hacedlo con moderación y brindando a la salud de Odín.