Fiestas del mundo: el Palio de Siena

Fiestas del mundo: el Palio de Siena, una carrera con más de 400 años de historia

Una frenética y controvertida carrera de caballos que dura sólo unos minutos se ha convertido en todo un símbolo de la Toscana italiana en general y de la ciudad de Siena en particular. ¿Sabíais que, según se cuenta, esta tradición con más de 400 años de historia empezó por culpa de un soldado español?

Espectacular, emocionante, a veces brutal... El Palio de Siena es una fiesta con cerca de 400 años de historia y muchos seguidores, aunque hoy también tenga muchos detractores. Estos últimos consideran que la carrera somete a sus auténticos protagonistas, los caballos, a un sufrimiento innecesario y que provoca accidentes que, si son graves, acaban con la muerte de los equinos. Pese a las críticas, el Palio es una auténtica pasión y también un signo de identidad para los habitantes de la ciudad, que en los últimos años se han visto obligados, presionados por las organizaciones animalistas, a mejorar las condiciones del recorrido con la finalidad de minimizar el riesgo de accidentes. 

El Palio consiste en una carrera en la que participan 17 caballos, cada uno de los cuales representa a uno de los barrios (contrade) de Siena, todos con sus colores, emblemas y unos nombres característicos: caracol, oruga, dragón, jirafa, oca, pantera, ola... No, aunque pueda sonar divertido, esto no es ninguna broma. Los habitantes de la ciudad se lo toman muy en serio y preparan con cuidado cada una de las dos carreras que se celebran cada año en Siena: una tiene lugar el 2 de julio y se corre en honor a la Virgen de Provenzano y la segunda, el 16 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción.

La fiesta empieza unos días antes de la carrera propiamente dicha, con coloridos desfiles, comidas colectivas, bendiciones de los caballos y todo tipo de celebraciones, puesto que la fiesta se vive en Siena con la misma pasión que las más grandes competiciones futbolísticas o más. El día de la carrera, la Piazza del Campo, una plaza de gran belleza arquitectónica en el centro histórico de la ciudad que se cubre de tierra durante la carrera, acoge a los hasta 70.000 espectadores que vienen a ver la competición. El primer caballo (con o sin jinete) que complete tres vueltas a la plaza logra la victoria para uno de los barrios de Siena, que se lleva como premio el Palio, una pieza de ropa de seda o estandarte que acredita la victoria.

El origen de la fiesta es medieval, puesto que se inspira en las carreras de caballos y en otros juegos populares que se organizaban desde el siglo XII y XII a iniciativa bien de la nobleza o bien del pueblo. Pero el Palio, en su forma actual, fue tomando forma durante el siglo XVI y, según la tradición, nació para conmemorar un incidente registrado a finales de ese siglo, durante la invasión de la ciudad por tropas florentinas y españolas.

Se dice que, en uno de los edificios cercanos a la plaza, propiedad de un prohombre de la ciudad, había colocada una imagen de una virgen, una Piedad que, según se creía, habría depositado allí Santa Caterina de Siena más de doscientos años antes. Y un soldado español de las tropas de Carlos V, quizás borracho o quizás por pura fanfarronería, habría apuntado a la imagen con su arcabuz. El disparo destruyó los brazos y el cuerpo de la imagen, pero dejó intacto el busto, que aún se conserva en la iglesia de Santa Maria in Provenzano. El arma del soldado, sin embargo, explotó causando la muerte del sacrílego, un hecho que se consideró milagroso y que se empezó a celebrar con el Palio del 2 de julio, en honor de la patrona de la ciudad.