Fiestas de todo el mundo: La fiesta del oso
31ENE2018
La fiesta del oso: el carnaval más bestia
"Per la Candelera, l'ós surt de l'osera, i, si troba que fa bo, se'n torna a fer un gaitó" (Por la Candelaria, el oso sale de la osera, y, si ve que el tiempo es bueno, se vuelve a dormir un rato). Lo dice el refrán, que deja constancia del temor que debía generar en el Pirineo la llegada de la primavera y, con ella, el despertar de la hibernación de unos osos seguramente hambrientos que quizás no dudaban en acercarse demasiado a las poblaciones. Hoy, quedan pocos osos, pero estos animales tienen su fiesta en muchas localidades, especialmente en la Cataluña Norte.
Prats de Molló, Sant Llorenç de Cerdans, Arles de Tec... Distintas localidades de la Cataluña francesa celebran estos días, pasado San Antonio, por los alrededores de la Candelaria y a punto de empezar el Carnaval, variantes diversas de La fiesta del oso en la cual, básicamente, se simula la cacería de una de estas bestias, aunque con variantes y en fechas diversas.
El ciclo de Las fiestas del oso arranca en Arles de Tec, en la comarca del Vallespir, donde el 4 de febrero se hace una fiesta que tiene mucho de carnavalesca, puesto que forma parte de un conjunto de celebraciones entre las cuales hay bailes de máscaras, la aparición de Bou vermell (una parodia de las corridas de toros) y, como una de las celebraciones centrales, la simulación de la cacería, a cargo de un grupo de cazadores, de un oso salvaje que atemoriza a la localidad. Los guían el personaje del menador (o el trappeur, en francés) y una figura femenina (a pesar de que la interpreta un hombre) la Roseta. El Menador, que dirige la fiesta, hace un llamamiento a sus conciudadanos para salir a cazar al oso. Les acompañan las "tortugas", unos hombres vestidos de blanco y con la cara enharinada, que salen como todo el pueblo a cazar al oso Martí, un hombre vestido de color oscuro y con una cabeza que representa la de un oso. Nadie sabe quién es el oso en cada ocasión... hasta que la bestia ha sido cazada y afeitada por un barbero.
Más conocida aún que la de Arles de Tec y con características similares es La fiesta del oso de Prats de Molló, donde la celebración recrea una antigua leyenda en una fiesta que se repite cada año el primer domingo de Carnaval, en este caso el 18 de febrero. Mucho tiempo atrás, un oso habría secuestrado a una chica del pueblo y la habría llevado a su cueva con la intención, no de comérsela, sino de mantener con ella relaciones carnales. Tras rechazar repetidamente a la bestia invocando a la Virgen, la chica logra salir de la cueva nueve días después de empezar el cautiverio, enfureciendo a una bestia que gruñe con fuerza al descubrir la fuga. La leyenda, herencia de un tiempo en que los osos causaban estragos entre los rebaños de los habitantes de la población, ha generado una fiesta singular en la que, quien participa, difícilmente vuelve limpio a casa. Y es que protagonizan la celebración una serie de habitantes del pueblo que visten pieles de cordero (antes vestían pieles de oso, ahora ya muy escasas) y se ennegrecen la cara con un hollín que les confiere un aspecto feroz. Osos y cazadores hacen aquel día una comida generosa y, una vez han comido y bebido vino en abundancia, empieza la cacería. Atención si sois visitantes, porque estos osos con la cara sucia tiran al suelo y embadurnan de tierra y barro a todo aquel que se cruza en su camino, preferentemente a las chicas jóvenes, en una representación de los intentos del oso de la leyenda de fecundar la doncella secuestrada. Todo el mundo corre para no caer bajo las zarpas de estas bestias, que son perseguidas por los cazadores. Pero la fiesta no terminará hasta que, unas horas más tarde, aparezcan los barberos u hombres de blanco, unos personajes que visten de este color y que, además, enharinan la cara de las chicas. Ellos serán los encargados, cuando los osos hayan sido cazados, de afeitarlos, una operación que, dicen, equivale en un plano simbólico a su castración.
La fiesta, en conjunto, es una representación de la lucha del bien contra el mal. También en Sant Llorenç de Cerdans (Vallespir), donde, este año el 25 de febrero, se cerrará el ciclo de Las fiestas del oso. Igualmente mezclada con las celebraciones de Carnaval, aquí se utiliza una piel de oso real y también aparece el personaje del Menador (en este caso, el Menaire) que dirige la fiesta. Una vez más, en Sant Llorenç se afeita al oso una vez cazado, con la particularidad de que, después de afeitarlo, se le mata (figuradamente, claro està) de un garrotazo. Participan en la fiesta personajes claramente carnavalescos, entre ellos La Monaca, una especie de siamés interpretado por un actor con una figura adherida y los Botifarrons, que son un grupo de hombres vestidos de blanco y con la cara enharinada.
En todos los casos, la fiesta termina con la Danza del oso o, según la localidad, con el baile de tres sardanas o bailando en círculo con los participantes cogidos de la cintura. Siempre es una celebración llena de simbolismo que nos habla tanto de la victoria del bien sobre el mal como del fin de un invierno que ya deja paso al periodo primaveral.