Fiestas de alrededor del mundo - 'Inti Raymi': La fiesta del Sol de los Incas sigue viva en Cuzco
21JUN2018
Hoy es una fiesta que atrae a visitantes de todas partes, pero el Inti Raymi era fundamental en el calendario de los incas, que siguieron celebrándola clandestinamente incluso tras la llegada de los colonizadores españoles. S¿abíais que un poeta del Siglo de Oro describió con detalle esta tradición?
De hecho, dos de las principales fiestas de los incas coincidían con los solsticios. Una, el Inti Raymi o Fiesta del Sol, se celebra el 24 de junio coincidiendo con el solsticio de invierno en el hemisferio sur y la otra, el Capaq Inti Raymi o Fiesta del Gran Sol, se celebraba el 21 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de verano. La primera, que se volverá a organizar dentro de unos días en la ciudad de Cuzco, conmemora el renacimiento del Sol, que empieza así un nuevo ciclo anual. Originalmente, las celebraciones duraban cerca de quince días y había danzas, bailes y ceremonias de todo tipo de todo tipo, incluyendo sacrificios de animales. Aquellos rituales asustaban a los colonizadores españoles que, a finales del siglo XVI prohibieron las celebraciones considerándolas de carácter pagano y poco adecuadas para la fe católica que se intentaba imponer aquellos días entre los incas. Pero aún así la fiesta se siguió celebrando clandestinamente. Dio detalles de las ceremonias alguien que las conocía bien porque era un mestizo inca, de nombre Garcilaso de la Vega, un militar y poeta que acabó convertido en uno de los grandes nombres del Siglo de Oro español.
Garcilaso de la Vega explica que los señores de las diversas tierras, en un territorio que hoy se reparte por Perú, parte de Argentina, el Ecuador, Colombia y Bolivia, acudían a Cuzco para rendir pleitesía al Inca, el soberano enviado del Sol. Se seguían estrictos rituales, practicando ayuno y abstinencia sexual y se apagaban los fuegos de todas las casas. El primer día del nuevo año, el Inca y su familia esperaban la llegada del sol, se celebraban procesiones durante las cuales los señores de los distintos territorios entregaban sus ofrendas, se sacrificaban animales y, finalmente, se encendía un fuego ritual, un fuego nuevo que, simbolizando el nuevo año que empezaba, se repartiría después por todos los hogares.
Hoy la ceremonia no es exactamente igual a la que los colonizadores españoles prohibieron hace cinco siglos, pero hace cerca de setenta años fue recuperada para reivindicar la herencia Inca... aunque se cree que la ceremonia de bienvenida al sol puede tener incluso un origen más antiguo que esta cultura. Hoy, la celebración es un momento destacado en el calendario de los habitantes de Cuzco: de hecho, más de setecientos habitantes de esta ciudad se visten como sus antepasados y se dirigen en la explanada de Sacsayhuaman, una fortaleza inca al norte de la ciudad. Desfilan en largas hileras acompañando el actor que interpreta el papel del Inca y que viaja en una lujosa litera. En el llamado Coricancha, el principal templo de Cuzco dedicado al Sol (hoy Convento de Santo Domingo), el Inca representa el saludo al Sol en el inicio del primer día del año; y en el antiguo Auqaypata o plaza Mayor o plaza del Guerrero el actor que interpreta al Inca se encuentra con el alcalde actual de Cuzco en una especie de punto de conexión entre dos épocas alejadas en el tiempo. Finalmente, la ceremonia central se celebra, de manera multitudinaria, en Sacsayhuaman. Y durante todo el acto se escuchan cánticos en quechua, adoraciones al sol y, especialmente, las voces de las acilas, jóvenes de especial belleza que, en tiempo de los incas, o bien estaban dedicadas al servir al dios Sol o, si tenían una voz especialmente bella, se encargaban de honorar a la divinidad con sus cantos ceremoniales.