Fiestas alrededor del mundo - Sant Domènech y el rito del cántaro nuevo de Argentona
26JUL2018
Seguro que más de una vez habéis estado en la muy popular Feria del Cántaro de Argentona, un acontecimiento que, actualmente, se celebra en julio pero que nació coincidiendo con la Fiesta Mayor de la localidad, que se celebra el 4 de agosto, fiesta de san Domènec (o Domingo). Pero, ¿qué tiene que ver san Domènec con los cántaros?
La Feria del Cántaro fue trasladada al mes de julio el año 2015 (este año se ha celebrado del 6 al 8 de julio) para otorgarle personalidad propia y separarla del contexto de la Fiesta Mayor. Las nuevas fechas, además, hacen posible la asistencia de un número mayor de personas, que pasan por la localidad para ver a ceramistas locales, de toda Catalunya, del Estado e incluso del extranjero, pero también para comprar el Cántaro del año que se produce en cada edición y que muchos coleccionan.
Ahora bien, la Feria se celebraba originalmente el 4 de agosto, coincidiendo con la fiesta de san Domènec. El origen de esta tradición se remonta, por lo que se dice, al siglo XVII, cuando la localidad se vio afectada por uno de los últimos brotes de peste que se vivieron en Catalunya.
Aterrados por el peligro que corrían, los vecinos y vecinas de Argentona se encomendaron a san Domènec, que estaba considerado como un protector de las aguas. Y es que en aquel momento, en que no se conocían exactamente las causas de la terrible enfermedad, se creía que se transmitía por el agua. De ahí que, al invocar a san Domènec y ver retroceder la plaga, los habitantes de Argentona decidieran nombrarlo patrón de la población y establecer un ritual.
Era una especie de voto del pueblo, según el cual se pedía la protección del santo y, a cambio, cada año se hacía una bendición ritual de las aguas de la Fuente de san Domènec de Argentona.
Se creía que aquellas aguas, una vez bendecidas (y con un chorrito de anís), tenían propiedades curativas... siempre y cuando el agua fuera depositada en un cántaro totalmente nuevo. Por eso los ceramistas empezaron a producir cántaros nuevos que vendían el día de san Domènec y que los habitantes del pueblo compraban cada año, independientemente de sí en casa ya tenían pocos o muchos, puesto que el agua de san Domènec debía conservarse obligatoriamente en un cántaro nuevo para que mantuviera sus propiedades.
Sí, quizás con el paso del tiempo la tradición de la feria se fue perdiendo y, durante el siglo XIX, parece que desapareció en algún momento. Ahora bien, en los años 50 del siglo XX la Feria se recuperó y, como decíamos, hace poco cambió de fechas y obtuvo personalidad propia.
La tradición, sin embargo, es más rica y que todo eso. La fiesta de san Domènec incluye actos de todo tipo durante cerca de una semana, aunque los principales son el día 4 de agosto, fiesta del santo. Ese día, se celebra una ruidosa procesión que recoge a las autoridades y a todos los Domènecs o Domingos del pueblo y los conduce hasta la iglesia, donde el alcalde enciende un cirio que representa la renovación del compromiso del pueblo con el santo.
A continuación, tiene lugar la Xarbotada, otro desfile, éste encabezado por dos cabezudos que llevan un palo largo con un cántaro, en el pitorro del cual se coloca una bengala que simula el burbujeo del agua. Esta procesión llega hasta la fuente de san Domènec, donde el cura del pueblo bendice las aguas, llena el primer cántaro y, tras dar el primer trago, lo hace circular entre los asistentes.
Alrededor de estas celebraciones religiosas existen numerosas tradiciones populares que van desde concursos y actividades para los niños relacionadas con los cántaros y la cerámica, a la actividad reina de la fiesta: el Levantamiento de cántaros. Se celebra en categorías masculina y femenina y consiste en ir levantando una serie de cántaros dispuestos en hilera que son, cada vez mayores. Si el primero no pesa más de cinco kilos, el último puede pesar perfectamente doscientos. Todo un espectáculo de raíz tradicional que, desde luego, merece la pena ver.