Festival Holi: el origen tradicional de la fiesta de los colores
20JUL2017
Festival Holi: el origen tradicional de la fiesta de los colores
Barcelona acoge a finales de julio una de las muchas versiones del Holi, el festival de los colores, que se organizan en los países occidentales. La fiesta original, sin embargo, es una celebración religiosa del hinduismo que tiene lugar en la primavera. ¿Cuál es el origen y qué significa?
Es una de las celebraciones religiosas propias de la India que más éxito han cosechado en Occidente. Y no es extraño, puesto que es una celebración alegre en la que los colores más vivos y brillantes son los grandes protagonistas. Los primeros comerciantes europeos y los colonizadores británicos ya mencionaban esta fiesta en escritos del siglo XVII, pero ha sido en los últimos años que la celebración se ha popularizado de una manera inédita y que se ha empezado a celebrar por todo el mundo. Sólo este año, en Barcelona ya se organizó una fiesta Holi el pasado mayo en el parque de Can Zam de Santa Coloma de Gramenet y se organiza otra el 29 de julio en la plaza del Univers. Pero se hacen por todo el mundo, habitualmente durante los meses de verano. Y siempre con una fórmula que se inspira en el Holi tradicional: una gran fiesta con música durante la cual los participantes tiran al aire polvos de colores hasta acabar convertidos en una especie de arcoiris ambulantes.
Pero, en realidad, la fiesta tradicional se celebra en marzo, coincidiendo precisamente con la llegada de la primavera. Porque el Holi es, sí, una celebración de la primavera y de todo lo que representa, pero también es una historia sobre el enfrentamiento entre el bien y el mal y una celebración de la victoria del primero.
Dice la tradición hinduista que todo empezó cuando a un rey, Hiranyakashipu, le fueron concedidos poderes extraordinarios que le hicieron creer que era una deidad y que todo el mundo tenía que venerarlo como tal. Pero el hijo del rey, Prahlada, prefirió seguir adorando el dios Vishnu, provocando así el enojo de su padre. La hermana del rey y tía de Prahlada, Holika, decidió castigar a su sobrino y le invitó a sentarse con él en el centro de una hoguera. Era una trampa, puesto que ella pensaba ponerse una capa que la protegería de las llamas. Pero en el momento de encenderse el fuego, la capa pasó de Holika a Prahlada y la tía malvada quedó calcinada aunque, eso sí, dio nombre a la fiesta que se empezó a celebrar a partir de aquel momento: el Holi. El dios Vishnu, finalmente, apareció poco después y mató al rey que había osado creerse una divinidad.
Debido a esta historia, el día antes del Holi los hindúes prenden hogueras alrededor de las cuales se baila y se festeja, conmemorando la victoria del bien sobre el mal. Al día siguiente, mucha gente sale a la calle vestida de blanco, símbolo de la victoria de Vishnu. Y es sobre estos vestidos bancos que la gente se lanza los polvos de colores.
En otras zonas de la India, sin embargo, se conmemora también durante el Holi el amor entre Krishna y su compañera, Radha, por eso el Holi se considera también una fiesta del amor.
En templos de toda la India los fieles tiran polvos de colores al aire o bien los lanzan desde las azoteas. Originalmente, los polvos de colores se hacían con productos naturales utilizados en la medicina ayurvédica, de manera que la celebración tenía también un carácter medicinal y preventivo en un tiempo, la primavera, en qué eran frecuentes los virus y las enfermedades que provocan.
En cada zona concreta de la India (pero también en países influidos por el hinduismo como por ejemplo Nepal, Sri Lanka o incluso en la Guayana) la celebración toma características propias: desde las celebraciones de Jaipur, donde se decoran los elefantes con pinturas de colores, a las de algunas zonas del estado de Uttar Pradesh, donde las mujeres tienen un protagonismo especial.