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Barcelona, ¿metrópoli colonial?

24MAYO2016

Madera colonial en el puerto de BarcelonaDurante los siglos XVIII y XIX, las naciones europeas se enriquecieron con el comercio y la explotación económica de sus colonias. ¿Participaba Cataluña en este proceso?

En la ciudad de Barcelona, ​​así como otras del litoral catalán como Sitges, Vilanova o Mataró, se puede encontrar la huella de esta relación con los diferentes lugares del mundo donde España tenía posesiones. Los indianos, empresarios que se enriquecían en las colonias y regresaban a Cataluña, legaron a muchas localidades sus mansiones, hoy patrimonio arquitectónico, ejercieron como mecenas y contribuyeron al desarrollo local. Para conocer el origen de la fortuna de muchas estirpes empresariales catalanas, hay que remontarse a esta época.

La joya de la corona era la isla de Cuba, donde se producía y exportaba caña de azúcar, especialmente en forma de ron, que también se elaboraba el Caribe. Muchas empresas dedicadas a este licor, ahora multinacionales, llevan apellidos catalanes como Bacardí, Brugal o Barceló. La popularización de su consumo en Cataluña dio lugar a dos formas de elaboración muy características: el carajillo, con café, otro producto de origen colonial, y el ron quemado, que asociamos a la música que llevaron a los marineros de Antillas: las habaneras.

Folleto promocional de CAPA (Compañía Anónima de Productos Africanos)           
Barcelona, 1944. Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona                         

Porcioles y Copito de Nieve

Pero otro producto, menos alegre, con el que comerciaban los indios, eran las personas. España fue uno de los últimos países europeos en prohibir la esclavitud, y hasta 1880 se trasladó forzosamente a población africana hacia América.

Uno de los principales empresarios de este infame negocio fue Antonio López, Marqués de Comillas, el cual tiene aún dedicada una plaza y un monumento al final de la Via Laietana. También fue fundador de la Compañía General de Tabacos de Filipinas, otra de las colonias españolas. Así como la caña de azúcar es originaria del sudeste asiático pero se explotó extensamente en América, el tabaco, de origen americano, se convirtió en uno de los productos estrella de este archipiélago asiático. La sede central de la compañía se encontraba en la Rambla barcelonesa, y el edificio es actualmente un hotel, que lleva el nombre de 1898, en recuerdo del año en que Filipinas, y también Cuba y Puerto Rico, dejaron de ser colonias españolas. Hasta hace poco, en los estancos se podían encontrar cigarros filipinos de la marca Flor de Isabela, que es el nombre de la factoría que el Marqués de Comillas y sus descendientes poseían en la isla de Luzón.

Con el llamado desastre de 1898, las posesiones españolas quedaron limitadas al Magreb y al Golfo de Guinea. Es en esta última área, compuesta por la isla de Bioko, entonces conocida como Fernando Poo, y el territorio continental alrededor del río Mbini, bautizado como Benito por los colonizadores. Aunque oficialmente pasó a manos españolas a finales del siglo XVIII, no fue hasta 1900 que se intensificó la explotación de sus recursos.

La madera autóctona y las plantaciones de café y cacao, productos procedentes de otros lugares, fueron las principales fuentes de riqueza. Guinea española era la ubicación exacta de aquellos negritos del África tropical que cantaban la canción del Colacao, así como los territorios que exploraba el caballero Batanga, protagonista de una popular colección de cromos que en los años 50 regalaban las chocolatinas Batanga.

Recepción de Copito de Nieve por el alcalde Jose María de Porcioles                 
Barcelona, 18-3-1967. Pérez de Rozas. Arxiu Fotogràfic de Barcelona                

 

Estas actividades, que duraron hasta el año 1968, cuando el país se independizó convirtiéndose en la Guinea Ecuatorial, también incluían la captura de animales salvajes, como el emblemático Copito que Nieve. El gorila albino será el punto de partida de una exposición que pronto se podrá visitar en el Museo de Culturas del Mundo, y que explorará la relación de Barcelona con la colonia guineana.

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Museu Etnològic i de Cultures del Món

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