Comisariado
Salvador Alegret Sanromà
Fechas
06 Mar 2020 –
29 Nov 2020
La exposición «Eduardo Masferré. Pionero de la fotografía antropológica en Filipinas» pone de relieve la importancia de la labor antropológica llevada a cabo por Masferré a través de la fotografía.
Los habitantes de la cordillera Central y sus paisajes llenan sus fotografías y dejan constancia de la existencia de una cultura hoy prácticamente desaparecida, como bien intuyó Masferré.
Por otra parte, la muestra establece un diálogo entre la magnífica obra fotográfica de Masferré y las colecciones de procedencia filipina del Museu Etnològic i de Cultures del Món. Efectivamente, en la muestra se podrán admirar muchos de los objetos que aparecen en las fotografías de época de Masferré, objetos que forman parte de las colecciones del museo.
Paralelamente, se explica la historia del ingreso en el museo de estas piezas filipinas, relacionada con la celebración de la Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid en 1887 y de la Exposición Universal de Barcelona en 1888, así como también de las expediciones más recientes financiadas por la Fundación Folch.
Pese a la importancia de su obra como fotógrafo, Eduardo Masferré (1909-1995) es prácticamente desconocido en Cataluña. Era hijo de un militar catalán establecido en Filipinas a finales del siglo xix, poco antes de que España perdiese la soberanía sobre el archipiélago en favor de Estados Unidos, y de una nativa de las tierras de la cordillera Central de la isla de Luzón, la más grande y más poblada de Filipinas.
Eduardo Masferré se formó de manera autodidacta en el arte de la fotografía en la década de 1930. Su interés se centró en retratar el conglomerado de los pueblos autóctonos de la cordillera Central (kalinga, bontoc, ifugao, kankanaey…) y sus costumbres y formas de vida tradicionales. La economía de toda la región se basa en gran medida en el cultivo del arroz. Para cultivarlo en un paisaje tan accidentado como el de la cordillera Central, los pueblos han construido durante siglos infinidad de terrazas en las vertientes de las montañas, de manera que han terminado por configurar un paisaje cultural de gran riqueza y belleza, cualidades por las que ha sido declarado patrimonio de la humanidad.
Eduardo Masferré conocía y amaba su tierra de la cordillera Central. Y también era muy consciente de los peligros que la amenazaban. Sabía que sus poblaciones autóctonas estaban amenazadas por la imparable modernidad, por eso dedicó una parte importante de su vida a retratarlas.
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