21. De playa a puerto
El comercio marítimo, principal motor económico de la ciudad, se desarrollaba a pesar de no disponer de un buen puerto, ni natural ni artificial. Barcelona solo contaba con la protección relativa de la barra de arena paralela a la costa conocida como Les Tasques, que definía una laguna litoral donde se podía cargar y descargar con barcas cuando hacía buen tiempo. En caso de tormenta, los barcos podían acabar en la playa, como pone de manifiesto el pecio Barceloneta I.
En 1439, la ciudad intentó levantar una primera escollera, pero los temporales la deshicieron. Fue en 1487 cuando pudo culminar su primer muelle artificial, prolongado entre 1590 y 1623 con dos tramos adicionales.