80 años de historia. Hacia el museo de la ciudadanía
LOS ANTECEDENTES
Desde la Exposición Universal de Barcelona de 1888 se han registrado varios intentos institucionales de crear una exposición permanente y unas colecciones específicas de historia de Barcelona.
Los más relevantes han sido la recopilación de piezas que contó conun espacio propio en el Museo de Arte y Arqueología ubicado en el antiguo arsenal de la Ciutadella (actual sede del Parlamento de Cataluña) y la exposición organizada por el historiador Agustí Duran i Sanpere en el pabellón de Barcelona de la Exposición Internacional de 1929, que ya no fue una mera reunión de piezas singulares, sino que se articulaba en torno a un discurso explicativo sobre la ciudad. Asimismo, desde el año 1877 y hasta 1932, la capilla de Santa Àgata, en la plaza del Rei, se destinó plenamente a usos museísticos como sede del Museo de Antigüedades de Barcelona.
El hecho determinante para el origen del Museo de Historia de Barcelona fue el traslado de la Casa Padellàs, piedra a piedra, desde la calle de Mercaders hasta el solar de la plaza del Rei que formaba esquina con la calle del Veguer, en 1931, como consecuencia de la apertura de la Via Laietana. Las obras de cimentación de la casa en el nuevo emplazamiento permitieron descubrir los restos de una parte importante de la antigua Barcino y dieron origen a una ambiciosa intervención arqueológica en toda la plaza del Rei que prosiguió hasta la Guerra Civil. Este hallazgo, junto con la recuperación del Palacio Real Mayor a raíz del desmantelamiento del Museo de Santa Àgata y con la rehabilitación del Salón del Tinell (ocupado hasta 1936 por la comunidad del antiguo convento de Santa Clara de Barcelona), confirmó la idoneidad del conjunto monumental de la plaza del Rei como emplazamiento para el proyectado museo de historia de Barcelona.
EL MUSEO DE HISTORIA DE LA CIUDAD
El museo se inauguró después de la Guerra Civil, en 1943, como Museo de Historia de la Ciudad, y estaba integrado dentro del Instituto Municipal de Historia. Su primer director fue Agustí Duran i Sanpere, que maduraba su concepción desde antes de la guerra.
El núcleo fundacional del museo se basaba en las colecciones municipales de historia de Barcelona que se habían ido formando desde el siglo xix y en los espacios patrimoniales, que incluían el conjunto monumental de la plaza del Rei (la Casa Padellàs, el subsuelo con las excavaciones, el Salón del Tinell y la capilla de Santa Àgata).
De forma gradual, el Museo de Historia de la Ciudad fue incorporando espacios anejos, como el templo romano de Barcelona, la vía sepulcral romana de la plaza Vila de Madrid o los restos de una villa romana hallados en la plaza de Antoni Maura (no visitables). Se integraron asimismo en el museo la Galería de Catalanes Ilustres –actualmente en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona– y la masía Vil·laJoana, en Vallvidrera, que el Ayuntamiento de Barcelona acordó convertir en un museo dedicado a la memoria de Jacint Verdaguer, en 1962.
Aparte de las excavaciones en la plaza del Rei y enotros lugares de la ciudad, las intervenciones arqueológicas realizadas por el museo en la muralla romana permitieron encontrar y aportar testimonios significativos de la ciudad romana a sus colecciones. Además, la excavación en el subsuelo de la catedral supuso el descubrimiento de un baptisterio paleocristiano en 1968.
La construcción de una cubierta de hormigón para los restos arqueológicos de la plaza del Rei, en 1961, y la conexión entre estos y la Casa Padellàs, en 1962, significaron la plena integración del subsuelo arqueológico al discurso del museo. Además, debido a la implicación del museo en la actividad y la investigación arqueológicas, durante muchos años el Servicio de Arqueología de Barcelona estuvo directamente vinculado al Museo de Historia de la Ciudad.
En cuanto al proyecto museístico, se puede considerar que no alcanzó la madurez hasta principios de los años sesenta con la plena definición de la exposición permanente ubicada en la Casa Padellàs y con salas dedicadas al antiguo régimen municipal, a las cofradías y gremios barceloneses, a la industria de las indianas, a la procesión del Corpus y a la imaginería popular y festiva de la ciudad, en la Barcelona ochocentista y la reforma urbana, y a la apertura de la Via Laietana.
En 1960, el museo inició la publicación de la revista Cuadernos de Arqueología e Historia de la Ciudad, que reflejaba la actividad arqueológica e investigadora desarrollada por el museo, esta última canalizada por el Seminario de Arqueología e Historia de la Ciudad. Dos años más tarde se empezó a publicar la revista Miscellanea Barcinonensia (1962-1978), autodefinida como revista de investigación y alta cultura, que formalmente era una publicación del Ayuntamiento pero que también se elaboraba en el museo y reflejaba con detalle la vida cultural oficial de aquellos tiempos.
Con la llegada de los ayuntamientos democráticos en 1979, en medio de un debate muy amplio sobre la renovación de los museos de Barcelona y de toda Cataluña, se hizo patente la necesidad de poner al día las instalaciones del viejo Museo de Historia de la Ciudad y efectuarun replanteamiento conceptual.
A estos anhelos respondieron diferentes proyectos y hechos, como la incorporación del edificio vecino a la Casa Padellàs y una nueva adecuación museográfica de un sector del subsuelo arqueológico iniciada en 1982 y culminada en 1991 que supuso, entre otras cosas, la recuperación de la sala de las Bóvedas, debajo del Tinell.
El 1993 se desmantelaron las obsoletas salas de exposición permanente de la Casa Padellàs con un propósito de renovación del museo. Y así, desde 1996, las mismas salas han acogido numerosas exposiciones temporales dedicadas a la revisión de varios aspectos de la historia de Barcelona, iniciadas con la exposición Barcelona en tiempo de los Austrias (1996), que mostraba una parte significativa de los fondos del museo de época moderna.
Desde el año 1996, el museo depende del Instituto de Cultura de Barcelona tras la creación de este organismo que agrupa todas las funciones municipales en materia de cultura. Entre 1998 y 1999 se realizó una renovación museográfica completa de toda el área arqueológica del museo con la incorporación del nuevo conocimiento generado por las últimas investigaciones recogidas en el libro De Barcino a Barcinona (2001).
EL MUHBA
Desde 2007, el Museo de Historia de la Ciudad adoptó la denominación de Museo de Historia de Barcelona (MUHBA). El MUHBA ha reforzado su interés por la Barcelona contemporánea y ha crecido en red con la puesta en funcionamiento del Centro de Conservación y Restauración, que incluye el Archivo Arqueológico (2006), y la renovación o incorporación de nuevos centros patrimoniales distribuidos por los barrios y distritos de Barcelona como, entre otros, el monasterio de Pedralbes (vinculado al MUHBA entre 1999 y 2012), la casa del guarda del Park Güell (2002), el Refugio 307 (2003), Santa Caterina (2007), el MUHBA El Call (2008), la Domus de Sant Honorat (2010), el Turó de la Rovira (2011) y la Casa de l'Aigua (2011).