20. Una nueva élite ciudadana
En el siglo XIII, Barcelona contribuyó decididamente a financiar las conquistas de Mallorca, Valencia y Sicilia, y en el siglo XIV la de Cerdeña. A cambio, obtuvo el dominio de las rutas comerciales del Mediterráneo suroccidental, en rivalidad con Génova, la potencia del área noroeste.
El comercio marítimo generaba grandes beneficios, aún mayores cuando se sabían reinvertir en la subvención económica de una monarquía ahogada por los gastos militares. Así, Barcelona vio cómo se consolidaba una élite mercantil y financiera que acumulaba fortuna e influencia, y que se refleja en el lujo de los imponentes caserones góticos de la ciudad.