10. Las termas y la cultura del agua
Desde su fundación, en Barcino se dedicó mucha atención a la gestión del agua. Había que garantizar su abastecimiento, ya que era un recurso alimentario, económico y sanitario. Esta última era la función de las termas, equipamientos destinados al baño y cuidado del cuerpo que eran, a la vez, un espacio para establecer relaciones sociales.
Todos los habitantes de la ciudad podían hacer uso de las termas públicas, como las de Porta de Mar o las de la plaza de Sant Miquel, estas financiadas por el cónsul romano nacido en Barcino, Luci Minici Natal. Sin embargo, las familias acomodadas disfrutaban de complejos de baños privados en sus residencias.