Sala de los relojes (sala 9)
Siguiendo nuestro recorrido por el siglo XIX y principios del XX, llegamos a la sala dedicada a los relojes de ámbito doméstico. Esta colección, como es ya habitual en este Gabinete, tiene una gran diversidad de procedencias así como de materiales de fabricación.
La gran mayoría son relojes de pared y de sobremesa. Comentemos primero los de pared, que, aquí en Cataluña llamaban de ratera -la caja era de madera de pino y estaban decorados con cromolitografías-. También los hay alemanes, que funcionan con pesos y péndulos y con una autonomía de 40 horas. De Francia eran muy populares los de caja alta -o comtoise por proceder de la región del Franco Condado-. Su esfera blanca está esmaltada y tiene una decoración profusa tanto en el frontón como en el péndulo.
La mayor parte de los relojes de sobremesa proceden de Francia, y todos se caracterizan por presentar una gran decoración en marquetería y bronce dorado.
La colección también reúne ejemplares que incorporan el movimiento de algunas piezas al compás de las horas -tal es el caso de los ojos de un rostro, un barco o un violinista-.
Pero hemos dejado para el final 2 relojes históricos de Barcelona, no sólo por sus características técnicas sino por sus representativos emplazamientos. Uno, situado en el centro de la sala, es el gran reloj procedente del antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, realizado en 1732 por Emmanuel Bofill. El otro es el del Café de las "Set Portes" (o Siete Puertas) inaugurado en 1838, que se convirtió en uno de los establecimientos más lujosos de la ciudad y que todavía hoy sigue abierto al público. Presenta forma hexagonal y esfera de alabastro con números romanos esmaltados.