Proyecto para el monumento a Francesc Soler i Rovirosa
Esta escultura en mármol es el modelo de la figura principal del monumento dedicado a Francesc Soler i Rovirosa. A raíz de la realización de esta obra Marès se consagra como escultor público. No sólo recibió el espaldarazo del mundo artístico, sino que también este monumento pasó a formar parte de la historia de la escultura conmemorativa de la ciudad.
El monumento es un homenaje al escenógrafo catalán Francesc Soler i Rovirosa, fallecido en 1900, que fue el gran renovador de la escenografía española. Las instituciones artísticas de la ciudad encargaron a Frederic Marès este proyecto sin convocar concurso, mediante suscripción pública para financiar el coste de la obra, y dándole libertad temática; esto nos da una idea del prestigio que el escultor contaba ya entonces. Tres años después, se inauguraba en el jardín, entonces denominado de la Reina Victoria, en la Gran Vía de las Cortes Catalanas de Barcelona.
Es muy sencillo: consta de un pedestal con un medallón con la efigie de Soler i Rovirosa, sobre el cual descansa una figura femenina que sostiene una rosa y parece ofrecerla al artista homenajeado como símbolo del triunfo e inmortalidad. La figura representa los atributos de la mujer noucentista, de líneas clásicas y serenas. Desde el punto de vista formal, se aleja de los estándares típicos de los monumentos conmemorativos, relegando al homenajeado a un segundo plano -representado dentro de un medallón- para mostrar a través de esta figura alegórica su reconocida labor artística.
Observará que en la misma sala se exponen diversas versiones de esta obra en otros materiales.