Piedad (sala 21)
Una de las piezas más representativas del museo es ésta Piedad, realizada hacia 1537 y atribuida al escultor Juan de Juni; única obra del artista conservada en un museo catalán. Realizada en terracota, recoge el momento en que la Virgen sostiene en sus brazos el cuerpo de su hijo muerto. Se ha perdido la cruz, de madera como la base, que completaba la representación.
Es una composición muy dinámica en la que las fuerzas se disparan en todas direcciones. La sinuosidad de la figura demuestra la habilidad del artista y su conocimiento de la teoría manierista de la contemplación desde múltiples puntos de vista. La Virgen -con gesto desgarrado- está sentada en el suelo y hace un movimiento arqueado; avanza la pierna hacia adelante mientras su brazo derecho se estira hacia atrás. El cuerpo de Cristo se adapta pesadamente al regazo de María. Sus brazos y piernas caen inertes y la cabeza cuelga por detrás en un gesto patético. Madre e hijo transmiten un gran sentimiento trágico en sus rostros. Por su reducido tamaño, se considera que estaba destinada a un pequeño oratorio.
Juan de Juni nació en Francia, probablemente en Joigny, de ahí su nombre castellanizado, y se formó en Italia, donde conoció la escultura clásica y la obra de los grandes artistas del primer Renacimiento. Fue allí, también, donde aprendió a trabajar el barro, material dúctil que le permitía modelar sus figuras con un gran naturalismo. Desarrolló gran parte de su actividad entre León y Valladolid y se le considera una de las figuras claves del Renacimiento hispánico.