Niños jugando con una mariposa (sala 28)
Antoni Solà fue uno de los grandes escultores europeos del Neoclasicismo. Nacido en Barcelona, estudió en la Escuela de Nobles Artes. En 1803 marchó hacia Roma con una pensión de la Junta de Comercio de Cataluña, institución fundadora de la Escuela.
En Roma llegó a ser presidente de la Academia de San Luca, la máxima autoridad artística de su tiempo. En el siglo XIX solo alcanzaron este cargo dos extranjeros, él y el danés Bertel Thorvaldsen. Allí se convirtió también en director de los pensionados catalanes y españoles. Paralelamente realizó numerosas obras para nobles y príncipes italianos o españoles, como el príncipe Torlonia o Fernando VII, rey de España.
Este grupo, firmado y fechado en Roma en el año 1839, fue adquirido en 2009 en una subasta. Probablemente está realizado para una familia de Madrid, de donde parece proceder. Representa a dos niños que juegan con una mariposa. Aunque si nos fijamos en su mirada ausente y sin vida, nos sugiere que podría tratarse de una obra en recuerdo de unos niños difuntos. Lo corroboraría el hecho de la representación clásica de la mariposa de la muerte tomándoles el alma.
La calidad de la composición confirma la fama merecida del escultor. él siempre defendió que la belleza ideal se debía buscar en la imitación de los antiguos. Es una de las obras más notables de la colección de escultura del siglo XIX del museo. También conserva el relieve en yeso con el que Solà ganó la pensión en Roma, dedicado al tema mitológico de Eneas y la sibila de Cumes visitan el Estigia.