Cristo crucificado (sala 14)
Nos encontramos frente a un crucificado que ilustra un tipo de iconografía peculiar que fue imitada de forma profusa. Lo que más la caracteriza es la combinación de expresividad y elegancia, sin caer en deformaciones o gesticulaciones que tiendan al patetismo. La frente ceñida por una corona de espinas está particularmente trabajada. La cabeza se inclina a la izquierda y dirige la mirada con gesto plácido.
Esta obra está atribuida a Alejo de Vahía, artista de origen germánico, activo en Palencia a finales del siglo XV y cuya producción abasteció una amplia área geográfica de la Corona de Castilla hasta la primera década del siglo XVI. La obra de este escultor y su taller es fácilmente detectable por sus singulares estilemas -pliegues quebrados en forma de U, ojos caídos, manos largas y finas, mechón de pelo sobre la frente, entre otros- que definen la manera de hacer del artista y que son fácilmente detectables.
El museo conserva uno de los mejores conjuntos de tallas atribuidas a Alejo de Vahía, a sus colaboradores y seguidores. Son un total de nueve obras, de temática variada, reunidas por Marès a través de los años. Esta talla, donada al museo en 1989, puede considerarse una de las mejores piezas del artista.