La Esquerra de l'Eixample es uno de los barrios de la ciudad con la renta per cápita más alta. Sin embargo, la pobreza y la soledad son una realidad muy latente en la zona. Una realidad que se vio agravada por la pandemia de la covid. Desocupación, aislamiento ... Aquella compleja situación implicó la desaparición de muchas cosas, pero también hizo nacer nuevas.
La Red Comunitaria de Economía Social y de Cuidados (Xarxa Cesca) es una de las muchas iniciativas que brotó en Barcelona, en concreto en el barrio de La Nova Esquerra de l’Eixample. “Entre marzo y abril de 2020, cuando la pandemia estaba más presente que nunca, algunas de nosotras decidimos implicarnos como voluntarias en la Red de Alimentos y de Apoyo Mutuo del Casal Popular Lina Òdena, ubicado en el Pasaje de Batlló. La tarea consistía en dar respuesta a las necesidades más básicas de las vecinas y vecinos que sufrían dificultades. Cuando parecía que el pico de la curva del coronavirus bajaba y las reducciones iban desapareciendo, esta primera red se disolvió ”explica Rosa Mercader, voluntaria y miembro de la Red Cesca.
Algunas de las voluntarias de aquella primera red decidieron continuar. “Nos quedó la sensación en que en el barrio todavía había mucho trabajo para hacer, que necesitaba un vínculo, crear red y comunidad. De aquí nace la Red Cesca” sigue Mercader.
Actualmente, la Red Cesca, ubicada en el espacio Lola Anglada (Rocafort 236), es un espacio integrador e inclusivo, de autoorganización y de apoderamiento, donde el vecindario, los colectivos, entidades y servicios de la Izquierda del Eixample trabajan y aprenden colectivamente. La Red trabaja ahora mismo en tres ámbitos, el de cuidados y apoyo mutuo, el de empleo y economía local y el de economía sin dinero.
Cuando la Red Cesca empezó a funcionar sus voluntarias se dieron cuenta de que mucha gente del barrio desconocía que existían los Servicios Sociales ni las entidades que actúan dentro del barrio. “Las entidades no estaban conectadas con la gente. Con aspectos laborales detectamos que pasaba el mismo. Hay muchas iniciativas, pero no llegan a la gente. Por eso, aquí está donde nos hemos puesto nosotros. Queremos conectar las entidades con las personas y las personas con las personas y no hacer nada que ya se esté haciendo, no tendría demasiado sentido” explica Mercader.
«Queremos generar actitudes y cambios de planteamiento y demostrar que las cosas se pueden hacer diferente»
La primera semilla de la Cesca estuvo en el ámbito económico
Desde sus inicios velan para conocer y acercar la oferta y la demanda en torno al trabajo y el empleo con la mirada puesta en la economía social y solidaria. “hemos creado un banco de recursos para gente con diferentes tipos de necesidades. No sólo gente que busca trabajo sino también gente que se está planteando emprender y no sabe como enfocarlo, negocios del barrio que no les va bien y no saben como recuperarse, personas que se quieren jubilar y no saben. Queremos conectar gente para mantener el tejido comercial de toda la vida”. Publican ofertas que ven desde los comercios del barrio hasta ofertas de entidades, pero también a través de otras entidades que forman parte de la red y que ven que pueden ser interesantes y ayudar. Además son impulsoras de iniciativas de economía sin dinero y de hecho, es una de las grandes patas de la Red Cesca. Proyectos como el mercado sin dinero o la oferta de recursos (de materiales de acampada, de cocina, de jardinería, por ejemplo) por parte de las entidades miembro tienen un éxito rotundo. Ahora se está sistematizando y este mes de mayo se inaugura la Biblioteca de las cosas, un proyecto de recursos compartidos al alcance de todo el barrio.
“Nacimos y seguimos trabajando para enlazar a las personas del barrio con la economía circular. No sólo las personas con necesidades. Queremos generar actitudes y cambios de planteamiento y demostrar que las cosas se pueden hacer diferente. Pero hacer las cosas contrarias a las que se han hecho siempre es muy difícil” comenta Rosa.
La importancia del apoyo mutuo
Las voluntarias del espacio coinciden en el hecho de que “lo que planea todo el rato por encima de todas las iniciativas que impulsemos son los cuidados. “Entendidas como apoyo mutuo, espacios donde poder estar con otras personas, compartir … no sólo las angustias, porque al final parece que nos tenemos que arreglar siempre los unos en los otros. Al final también puede ser puramente para disfrutar, para crear espacios de ocio y conocernos. Trabajamos con los cuidados y el apoyo mutuo como una tercera pata, pero en realidad está presente en todas las actividades y actuaciones.
Por eso, han desarrollado tres líneas de trabajo en torno al acompañamiento, la escucha y el apoyo. Por una parte, se han querido focalizar en la soledad no deseada, “una realidad muy clara sobre todo en las personas mayores del barrio” explican. También hacen incidencia en temas centrados en la salud mental y en el arraigo en el barrio: “queremos que la gente se conozca” dicen.
De usuario a voluntario
Rodolfo Bustamante es voluntario del grupo impulso de la Red Cesca y forma parte de la comisión de cuidados. Conoció el proyecto, sin embargo, cuando a causa de una situación vital compleja, alguien se lo habló de la existencia de esta iniciativa, él recurrió pidiendo apoyo. “Las visitas frecuentes al espacio Lola Anglada derivaron en qué tanto yo como mi mujer nos implicáramos en la red como voluntarios. Ahora yo tengo una implicación más directa y mi mujer es voluntaria de la comisión de economía sin dinero. Esta implicación ha sido clave en nuestro proceso. Trabajar para no sólo dar cosas a la gente sino buscar que también se puedan implicar en la Red”, comenta en Rodolfo.
¿“Un barrio muy poco barrio”?
Como en el barrio hay una renta per cápita muy alta parece que no haya necesidades ¿no? Se diría que todo el mundo es rico y con la pandemia nos dimos cuenta de que el barrio tenía muchas carencias económicas y sociales. Es un barrio muy poco barrio, un barrio poco conectado y de paso. Hemos detectado que cuando pasaba una cosa la gente se sentía muy sola y no sabía dónde recurrir ”explica la Muntsa Vicente, ilustradora de profesión, y también voluntaria de la Red.
Laia Salvador, técnica de comunicación de la red añade: Es una estructura de barrio en la que la gente se mueve por áreas muy limitadas. Se mueve por rutinas porque es un barrio que poco amable, con calles grandes y hostil. Por eso, la Red Cesca tiene todo el sentido del mundo, es más necesaria de lo que nunca nos hubiéramos imaginado”.