Chicos y chicas de secundaria vuelven a ser protagonistas del acto de fin de curso de Escuelas + Sostenibles

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10/05/2024 - 10:40 h - Educación y estudios Ajuntament de Barcelona

La semana pasada tuvo lugar el acto de fin de curso para el alumnado de secundaria, ciclos formativos y bachillerato. Cerca de 30 centros educativos de la Red participaron presentando sus proyectos sostenibles y llevándose ideas para enriquecerlos, así como reflexionando sobre el cambio climático y el modelo de sociedad en que vivimos.

El 31 de mayo, 212 alumnos y docentes participaron en el acto de fin de curso de secundaria, ciclos formativos y bachillerato, en una jornada de intercambio y enriquecimiento de proyectos por un mundo mejor, con buen ambiente y ganas de pasarlo bien. El alumnado de 28 centros de la red de Escuelas + Sostenibles se reunió en las Cocheras de Sants para compartir las experiencias de todo el curso y conocer las iniciativas innovadoras de los otros centros.

Irma Ventayol, directora de la Oficina de Cambio Climático y Sostenibilidad, inauguró la jornada haciendo un llamamiento a la movilización de la juventud a partir de las decisiones que pueden tomar durante su día a día. Los y las jóvenes están en una etapa vital muy importante para establecer unos hábitos y costumbres que pueden tener un impacto grande en nuestro planeta y les animó a “poner en cuestión muchas cosas, preguntaros por todo aquello que nos ‘venden’ o quieren que consumamos; es muy importante que investiguéis, os hacéis preguntas sobre las alternativas posibles, sobre las causas y las consecuencias”.

A continuación, se dio el pistoletazo de salida a la gran feria de intercambio de experiencias donde el alumnado, en representación de cada centro, pudo recibir el retorno y sugerencias de los compañeros y compañeras de otros centros educativos. “Durante la mañana hemos podido ver los proyectos de las otras escuelas. Nos ha servido mucho el intercambio de experiencias y hemos podido coger muchas ideas de otros centros, por ejemplo, la mermelada de membrillo hecha con los membrillos del Jardín del Vives del Instituto Lluís Vivas, un parking para las bicicletas del Colegio Kostka Jesuïtes de Gràcia, el huerto de la Vall d’Hebron que ha visitado la Escuela Molina…”, explicó Sheila, alumna de 2º de ESO de la Escuela Sant Ramon Nonat- Sagrat Cor.

Iniciativas como el jardín vertical de la Escuela Virgen del Coll; el bosque de encinas de la Escuela Santa Maria dels Apòstols; o el horno solar construido y probado por el alumnado de la Escuela Costa y Llobera, rellenaron el espacio de las Cocheras de Sants para hacer valer el papel de los centros educativos para extender la cultura de la sostenibilidad.

Durante la pausa, el alumnado pudo recargar energía con un desayuno sostenible donde se ofreció bocadillos, frutas y zumos de proximidad, generando el mínimo de residuos.

Una vez acabado el desayuno, se dividieron en dos grupos para empezar la segunda parte de la jornada con una actividad más dinámica: el juego del cubímetro. En cada grupo, se dividieron los participantes en equipos de unas diez personas, mezclándose con alumnos de otros centros educativos. Lo que no sabían en aquel momento es que, a pesar de jugar al mismo juego de rol, los objetivos de los dos grupos serían un pelo diferentes. Mientras que el primer grupo tenía el objetivo de construir el máximo número de cubos posibles entre todos los equipos colaborando entre ellos, el segundo grupo tenía que construir el máximo número de cubos posibles por equipo y, por lo tanto, tenían que competir entre ellos.

Una vez distribuidos los roles y tareas de los miembros de cada equipo, empezó el juego, que consistía en crear cubos de 8 cm de lado con el material que conseguían a partir del intercambio con otros equipos. Si conseguían hacer el cubo, lo tenían que llevar a la Mesa de Entrega para pasar el “control de calidad”. Durante el juego, las dinámicas que se crearon fueron muy diferentes. Las palabras y adjetivos que surgieron en el grupo que trabajó ayudante-se los unos en los otros, fueron “buen rollo”, “compartir”, escucharnos, “alianza entre equipos”, “ingenio”, “reparto de tareas”; mientras que en el otro grupo, se oyeron las palabras “estrés”, “engañada”, “frustrando”, “nervios”, “competitivo”, “difícil”, “discusiones”, “robo”, etc.

Para cerrar el acto, se compartieron las experiencias y sensaciones que había tenido cada grupo durante el juego, hecho que sirvió para reflexionar sobre las diferentes dinámicas relacionadas con el cambio climático y nuestro modelo de sociedad. Una reflexión que también se extrapoló con los objetivos y criterios de sostenibilidad que se marca cada centro y que sirvió para entender que cuando cooperamos, trabajemos dobladas para ayudarnos las unas en las otras evitando que se generen desigualdades, a la vez que somos más creativas para solucionar los problemas.

Finalmente, el alumnado no se marchó sin dejarnos una valoración de esta jornada tan especial: “Ha sido muy bien el desayuno que nos han dado para coger fuerzas y encuentro que ha sido muy interesante como se ha enfocado el juego del cubímetro, porque nos han separado en dos grupos y uno era más de competir y el otro era más de cooperar y, al final, ésta es la diferencia. El grupo cooperativo ha trabajado de una forma mucho más ordenada, en cambio, nuestro grupo ha sido muy caótico y hemos estado luchando entre nosotros por conseguir material. ¡Me lo he pasado muy bien y ha sido una muy buena experiencia!”, Pau, de 4º de ESO de la Escuela Surco.

“Hemos hecho esta actividad que ha sido muy buena para hacer amistades nuevas y para interactuar con los otros centros y ha sido muy interesante la manera como han explicado la metáfora del juego”, Ariadna, de 3º de ESO del Instituto Lluís Vives.

“Hemos aprendido muchas cosas sobre sostenibilidad y nos ha dado ideas de nuevos proyectos que podríamos hacer a nuestro instituto. Nos ha sorprendido mucho el proyecto de plastificantes, donde hacían vasos de arroz que podían durar unos dos años y eran biodegradables”, Elena, de 2º de ESO del Instituto Flos y Calcat.