Jordina Belmonte: "El aire es como el agua: mezcla todo lo que contiene"

Jordina Belmonte (foto d'Andy Gallego)
06/07/2023 - 08:00 h - Ciencia Ajuntament de Barcelona

Compartimos esta entrevista publicada por el Disseny Hub Barcelona a raíz de la charla sobre biodiversidad en la cuenca mediterránea y su importancia que la Jordina Belmonte pronunció en la Biblioteca El Clot-Josep Benet.

Jordina Belmonte es aerobióloga, una rama de la biología que estudia las partículas orgánicas del aire. Profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), es investigadora del Instituto de Ciencias y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) además de presidenta de la Institució Catalana d’Història Natural. También es Miembro de Honor del Colegio de Ambientólogos de Cataluña e investigadora del proyecto de ciencia ciudadana Plantas – Flora urbana y alergias. ¿Cooperas?, adscrito a la Oficina de Ciencia Ciudadana de Barcelona. La conversación gira en torno a un espacio tan biodiverso como es la cuenca mediterránea, la inteligencia artificial (IA) aplicada a la biología y la calidad del aire de nuestra ciudad.

La Red de Bibliotecas de Barcelona te invitó a dar una conferencia sobre biodiversidad de la cuenca mediterránea. ¿Quién son sus habitantes? ¿Con qué especies comparten este hábitat?

Los territorios mediterráneos (tierra y agua) son muy biodiversos. De hecho, son los más biodiversos de Europa (comparando con Europa Centro y Norte) y del Norte de África. El clima actual y el de tiempos históricos ha hecho posible la existencia de entornos con condiciones ambientales muy variadas poblados por multitud de organismos animales, vegetales y fúngicos.

Algunas de las áreas del ICTA-UAB estudian las interacciones de las sociedades humanas y los mecanismos que actúan en el cambio global. ¿Influimos en los hábitats de las especies mediterráneas?

No soy especialista en este tema, pero se sabe que las sociedades humanas (con muy pocas excepciones y que no se encuentran en el entorno mediterráneo) actúan de manera muy contundente sobre su entorno. Con nuestra manera de vivir, viviendo en un territorio, desplazándonos, fabricando, transportando, haciendo ocio… contribuimos a que se alteren los procesos ambientales naturales y contribuimos al cambio global. Todos los hábitats (terrestres y acuáticos) están resultando afectados por la actividad humana.

Algunas especies acaban adaptándose al medio. ¿Cuáles destacarías entre todas?

¡Una pregunta muy difícil de responder si hablamos del Mediterráneo, por la amplitud del territorio y la gran diversidad de organismos que viven! Las bacterias consiguen hacer rápidas modificaciones y se adaptan a nuevos ambientes… Esto lleva a pensar que, en general, cuando más pequeños son los organismos y tienen tasas de reproducción más elevadas, más bien pueden fijar en el genoma características que los permite adaptarse a un medio cambiante. Pero también hay especies muy grandes y de mucha edad en las que el metabolismo procura cambios muy lentos y también soportan el entorno cambiante. Podría destacar una planta, la Ramonda myconi, presente en Cataluña desde el terciario. Las condiciones de vida y el hábitat (pequeñas rendijas en rocas calcáreas) han permitido que hasta ahora se mantenga desde los Pirineos hasta los Ports de Tortosa. ¡Y que sea por muchas eras más!

700 toneladas de residuos plásticos contaminan cada día el Mediterráneo, por lo tanto, es un mar amenazado. Como científica, ¿qué procesos o qué características deben tener los materiales a la hora de producirse nuevos productos para minimizar estas amenazas?

Deberíamos de conseguir que todo lo que producimos se descomponga posteriormente y se reintegre en la naturaleza. Otra opción es reutilizar o convertirlo en un nuevo producto. Es lo que pasa en la naturaleza, donde, si pensamos en organismos, todo es cíclico. Dejas de estar vivo y te descompones, ya sea por proceso natural o porque te ha consumido algún organismo más grande que tú…

Tu especialidad es la aerobiología, la ciencia que estudia los componentes biológicos del aire. ¿Los habitantes de Barcelona y su área metropolitana, qué respiramos?

Cuando hablamos de aerobiología nos referimos sobre todo a partículas microscópicas, por lo tanto, que a simple vista no podemos ver a no ser que por algún motivo se acumulen grandes cantidades. También podríamos hablar de mariposas, abejas, pájaros… pero hoy por hoy el concepto se utiliza más para aquello que identificaremos mirando por el microscopio. En el aire de Barcelona hay multitud de granos de polen y de esporas de hongos (¡hace 40 años que los estudio!), junto con microartrópodos (ácaros, sobre todo) y bacterias. A lo largo del año van variando las especies, porque tienen diferentes necesidades, como por ejemplo la temperatura ambiental, la precipitación… Por el hecho de vivir en un lugar, lo que más respiramos es aquello que tenemos más cerca, pero también se ha demostrado que las corrientes de aire transportan con gran eficiencia todas estas partículas minúsculas, de forma que algunas veces en Barcelona también se está respirando pólenes y esporas que llegan desde Francia, Alemania, Europa del este…o desde el Sáhara (episodios de polvo sahariano). En fin, el aire es como el agua: mezcla todo aquello que contiene. ¡Es un mundo apasionante, hablaría horas!

¿Cómo ha influido la incorporación de nuevas tecnologías y la IA en la investigación de la calidad del aire? ¿Los estudios qué nos revelan?

Si hablamos de la calidad biológica de aire (pólenes, esporas y otras) las nuevas tecnologías y la IA, están empezando a aplicarse últimamente y todavía hay mucho trabajo por hacer, pero es muy interesante, porque harán posible algo que en otros ámbitos ya se ha conseguido. Quiero decir que, no hace demasiados años (¿o 40 son demasiados?), cuando yo empezaba a hacer investigación, los datos meteorológicos se tomaban manualmente… Ahora hay multitud de estaciones de grabación automática que nos permiten ver con segundos de diferencia qué temperatura hay. Pues bien, hoy por hoy, cuando estudiamos los pólenes y esporas del aire, los observamos en el microscopio uno a uno y buscamos dentro de nuestra cabeza o consultando libros a qué organismo pertenecen, entonces lo anotamos y así vamos contando todos. ¡Artesanía palinológica! Pero ya empezamos a trabajar en adiestrar máquinas que desarrollan algunos ingenieros para saber hacer este trabajo de reconocer las partículas biológicas del aire… ¡y todo llegará! Dadnos un margen de tiempo para seguir colaborando y en breve podremos informar a tiempo real qué partículas biológicas hay al aire.