“Cuando abrimos la sede en el Fórum, queríamos ser el museo del barrio”

Anna Omedes
10/01/2022 - 12:17 h - Ciencia Octavi Planells

Bióloga especializada en comportamiento animal, dirige el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona desde su creación, previamente fue directora del Museo de Zoología cuando este y el Museo de Geología, ambos en el parque de la Ciutadella, todavía funcionaban como equipaciones independientes.

A las puertas de su jubilación, repasamos con ella tres décadas de historia marcadas por los constantes cambios organizativos y estructurales del Museo. También conversamos sobre el impacto social, cultural y científico de esta emblemática institución, y avanzamos los retos de futuro a que se enfrentará la persona que tome su relevo.

¿Cómo empezaste en el Museo?

Hice la tesis doctoral en Inglaterra y volví el 1981. Yo conocía a la directora del Museo de Zoología, Roser Nos. La fui a ver para hacerle la propuesta de montar una fonoteca de sonidos de la natura, le gustó y me cogió como becaria.

Desde entonces, hace tres décadas que estás en el Museo. ¿En aquel momento pensabas que te estarías tanto de tiempo?

No, porque soy una persona muy activa e inquieta, y siempre me gusta tener nuevos retos. El que me ha pasado en el Museo, es que precisamente me he encontrado con nuevos retos y cambios importantes, cada pocos años.

¿Cómo llegaste a ser directora?

Después de tres años como becaria, el 1985 hice oposiciones y entré a formar parte de la plantilla del Museo de Zoología, y en 1997 me presenté a un concurso para su dirección y lo gané.

¿Y con qué te encontraste en el nuevo cargo?

Cuando pasé a ser directora del Museo de Zoología me encontré con un museo, que a pesar de ser un momento complicado por los museos y especialmente por un Museo de ciencia de un ayuntamiento, estaba muy vivo, tenía proyectos innovadores y un equipo muy entregado. De hecho tuve mucha suerte con los directores que me precedieron, justo antes mío Francesc Uribe.

A finales del siglo XX, el Ayuntamiento hizo el que se denominó la “compactación”, con la cual, museos pequeños de disciplinas afines se juntaron para una mejor dotación. En materia de ciencias naturales, el Ayuntamiento tenía el Museo de Zoología y el Museo de Geología (dirigido por Alícia Masriera), en la Ciutadella, y el antiguo Instituto Botánico y el Jardín Botánico Histórico, en Montjuic. Se me pidió empezar este proceso con la gestión conjunta de los museos de Zoología y Geología, es decir, que aunque los dos museos siguieran donde estaban, hubiera departamentos transversales como Colecciones, Actividades, Exposiciones, Comunicación, etc.

¿Es entonces cuando se crea el museo de Ciencias Naturales de Barcelona?

Todavía no. El año 2000 se había creado el nuevo Jardín Botánico de la mano Josep Maria Montserrat, y hacia el año 2008, este, junto con el Jardín Botánico Histórico, se incorporó a las dos sedes de Ciutadella. Fue entonces cuando se constituyó el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona formado por todas las instituciones de ciencias naturales del Ayuntamiento de Barcelona.

Y entonces hicisteis el salto al Fórum.

Al cabo de unos años, sí. Nos encontramos que los espacios de la Ciutadella no eran bastante grandes y no podíamos ofrecer demasiados servicios. Por otro lado, en el edificio del Foro no se le estaba dando ningún uso definitivo y se nos ofreció utilizarlo y vimos que era una buena idea. No podíamos trasladar las colecciones, pero sí que podíamos emplazar la sede más pública del Museo, con una gran exposición permanente, más espacio para exposiciones temporales, aulas, salón de actos, etc. Esto se nos ofreció a finales del año 2008 y la inauguramos el 2011.

Es decir, en todo este tiempo, no has parado de vivir cambios.

Han sido muchas aventuras, muchas responsabilidades y objetivos diferentes. Yo creo que cada vez que empezaba a pensar que quizás tenía que cambiar de puesto de trabajo, pasaba algo y llegaba un nuevo reto y oportunidad. Bien es verdad que no me he aburrido nada.

¿Qué ha representado este cambio al Fórum, a un lugar apartado del centro?

De entrada la nueva ubicación ayudó a descentralizar la cultura. Además, con la apertura de una nueva sede y la creación del Museo formado por tantas piezas pensamos que era el momento de hacer la reflexión de que y quien queríamos ser. Fue entonces que definimos, entre otros, el objetivo de ser un museo inclusivo, un museo abierto a todo el mundo y con una vertiente más social. En este sentido, hemos trabajado en muchos proyectos sociales de equidad, accesibilidad y proximidad. Esto ha funcionado muy bien y, de hecho, ahora estamos implementando todo lo que hemos aprendido en el Fórum en los barrios del alrededor del Jardín Botánico, y el día que volvamos a abrir las sedes de Ciutadella al público, la idea es hacer lo mismo en Ciutat Vella.

Así tuvo un impacto positivo.

En el Fórum, totalmente, porque ya entramos con cuyo objeto. Nosotros lo que queríamos era ser el museo del barrio, que la gente se sintiera como en casa y que utilizara el espacio, no solo como Museo de Ciencias Naturales, sino también como lugar donde reunirse, hacer actividades, etcétera. En este sentido, hay muchas cosas que hacemos con los colectivos del barrio. Por ejemplo, durante la Noche de los Museos, únicamente se hacen actuaciones de artistas de calle del distrito de Sant Martí. Todo esto es algo que da mucho trabajo y se hace despacio, a medida que construyes esta red de complicidades y confianzas que funciona muy bien.

¿Habéis observado algún cambio con la pandemia?

La pandemia ha cambiado un poco las cosas. Justo después del confinamiento, el de Ciencias Naturales fue el museo con más visitantes de Barcelona, porque es un museo muy familiar y muy local. Recuperamos visitantes muy rápido, comparativamente con otros museos con mucho visitando turista. En cuanto al Jardín Botánico, tenía mucho público extranjero, sobre todo francés, pero a raíz de la pandemia mucha gente de Barcelona lo ha descubierto y ha seguido volviendo.

¿Cuál ha sido el reto más grande al que te has enfrentado durante todo este tiempo?

Yo creo que el cambio grande fue cuando decidimos abrir la sede en el Fórum y cerrar al público los dos museos del Parque de la Ciutadella que siguieron funcionando y dando servicios. Esto supuso cambiar totalmente la manera de organizarnos. A la vez, el cambio implicaba muchas cosas: poder dar servicios adicionales al público, tener que replantearnos conceptualmente el Museo, incrementos de presupuesto y de personal para poder gestionar el nuevo proyecto, etc.

¿Cómo has visto la evolución del Museo en todo este tiempo?

Hemos observado una evolución muy positiva que todavía continúa. Al margen de grandes saltos como pueden ser una exposición de dinosaurios que atrae mucha gente de manera puntual, esta evolución ha sido el fruto de un enorme trabajo continuo en los ámbitos de la investigación, la gestión y conservación de un patrimonio de casi cuatro millones de piezas, las actividades de divulgación, las relaciones con los colectivos sociales y con otras instituciones etc. Afortunadamente, el Museo tiene un equipo muy entregado, con muchas ideas de mejora y muy profesional. Además, no esperamos que se nos pida hacer determinadas cosas, como por ejemplo un plan de género, sino que muchas veces tomamos la iniciativa antes y nos avanzamos al hacerlo. Por todo esto, el nuestro es un equipo pionero en muchos temas sociales y científicos y somos referentes nacionales e internacionales en varios ámbitos.

¿Qué rol juega un museo como el de Ciencias Naturales en la promoción de la cultura científica?

Un rol importantísimo. Nos dirigimos a toda la población, jóvenes o adultos, locales o extranjeros, con o sin necesidades especiales, aficionados o especialistas etc. Y el que es más importante es que la población confía en los museos, en lo que explicamos y en lo que hacemos. Saben que no tenemos intereses de ningún tipo más allá de hacerlos partícipes de todas las cuestiones que hacen referencia a la naturaleza, a la conservación y al bienestar futuro de todos.

¿En qué punto crees que nos encontramos en materia de cultura científica?

Ahora es un momento muy bueno y una muestra de esto es el Plan Barcelona Ciencia y todo lo que conlleva. De todos modos, pienso que conseguir que el Museo funcione y responda también ha influido en la adopción de nuevas políticas y en la creación de planes como el de la Ciencia. Avanzar en esta línea es algo bidireccional.

¿En qué consiste el proyecto de crear el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Cataluña?

Después de un año en el Fórum, el 2012, se creó el Consorcio del Museo, en el cual entró la Generalitat. Una de sus hitos es impulsar la creación del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Cataluña. En esta tarea hemos estado trabajando durante muchos años y ahora su consecución está en manos de la Generalitat.

¿La reciente creación de la Red de Museos de Ciencias Naturales de Cataluña sería un paso adelante hacia este hito?

La Red estará ligada al futuro Museo Nacional. Nosotros, ahora mismo, somos el museo cabecera de la Red por un tema de dimensiones y características. El resto son museos más pequeños, o que no tocan tantas disciplinas y se especializan en algún ámbito temático o que ponen las ciencias naturales en su contexto territorial. Hoy, la Red se compone por 10 museos registrados con colecciones exclusivamente de ciencias naturales o bien en los cuales estas disciplinas son muy relevantes: Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, Museo Darder de Banyoles – Espacio de Interpretación de l’Estany, Museo de Ciencias Naturales de Granollers, Museo de Arenys de Mar, Museo del Ter, Museo del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, Museo de Isona i Conca Dellà, Instituto Botánico de Barcelona, Museo de Alcover y Museo de las Tierras del Ebro.

En la Red se trabaja a través de comisiones para compartir conocimiento entre todos los museos y avanzar en los proyectos de manera conjunta. Por ejemplo, en nuestro Museo tenemos la exposición (In)visibles y (O)cultas, para visibilizar mujeres científicas silenciadas y eclipsadas a lo largo de la historia. Pues bien, ahora hemos creado una versión itinerante de la muestra financiada por la Red y que se mostrará en sus diferentes museos y después la Red lo ofrecerá a otras.

¿Qué otras dimensiones del Museo destacarías además de la social y la divulgativa?

Hemos estado hablando mucho de los aspectos sociales y divulgativos, puesto que estos han sido los más beneficiados con la apertura de la nueva sede en el Fórum. Pero el Museo desde siempre se ha dedicado a tener cura y estudiar sus colecciones. Durante los últimos años se han incrementado sustancialmente los recursos dedicados a la conservación preventiva, documentación y restauración del patrimonio. Tenemos un buen equipo en esta línea que es referente para otros muchos museos. En cuanto a la investigación, además de varias líneas, algunas en el entorno del patrimonio, contamos con un par en ecología evolutiva muy competitivas y muy consolidadas que realizamos con otras instituciones a nivel internacional. Para poner un ejemplo, estamos en el mejor 2% de la investigación mundial en pájaros, y esto demuestra que, a pesar de no tener muchas líneas de investigación, tenemos de muy potentes.

También hemos trabajado el tema de la sostenibilidad. Por ejemplo, el Jardín Botánico acoge especies de clima mediterráneo y, por lo tanto, muy adaptadas al clima local. Y cuenta con un banco de semillas, herramienta imprescindible para la conservación de la flora mediterránea. Más recientemente, hemos creado la cubierta verde del edificio del Fórum, con especies autóctonas. Y en relación en la educación, somos bastante punteros, puesto que tenemos un modelo educativo propio, muy ambicioso, que además, después de 10 años en marcha, ahora estamos revisando.

En general estoy contenta porque veo que desde los diferentes ámbitos del Museo ha habido esta voluntad de innovar, de salir adelante, de aprovechar al máximo las oportunidades y de ser siempre útiles.

Qué le recomendarías a quién tome el relevo de la dirección del Museo?

Creo que ahora es un momento muy bueno que dará a la nueva dirección la oportunidad de emprender nuevos proyectos y dejar su propia huella. Quién sea que tome el relevo puede construir sobre lo que hemos hecho hasta ahora, no necesariamente continuar el mismo trabajo idéntico. Algunos de los retos con que se encontrará son crear el nuevo plan estratégico, montar el nuevo Museo Nacional, poner en marcha la nueva sede de la Ciutadella (el Museo Martorell), redefinir y empujar la nueva sede del Castillo de los Tres Dragons, abrir nuevos espacios en el Jardín Botánico, etc. Por lo tanto, le recomendaría que aproveche esta ocasión no tan solo para mejorar el Museo, sino también para innovar.

¿Te jubilas tranquila?

Sí. Mi máxima preocupación desde que acepté abrir la sede del Fórum ha estado poder trabajar en la restauración de los dos edificios de Ciutadella, porque ni las personas que trabajan ni las colecciones están ahora en las condiciones adecuadas, ni están abiertos al gran público. A mí me daba miedo jubilarme y dejar este tema colgado. Ahora, ya está iniciado. Un edificio, el Martorell, ya se está rehabilitando; en cuanto al Castillo de los Tres Dragones, ya se está definiendo el proyecto ejecutivo de restauración. Por lo tanto, me quedo muy tranquila.

¿Qué es el mejor que te llevas de todo este tiempo?

Una cosa que me ha gustado mucho durante estos años ha sido la posibilidad de poder idear, trabajar y luchar para hacer los proyectos posibles, seguirlos y contribuir desde su idea inicial hasta que se han hecho realidad. Además, cada proyecto implica mucha gente, del Museo y de fuera, con sus ideas y su trabajo. De hecho, creo que las personas siempre son lo mejor. A pesar de que con las personas sufres, también aprendes cada día y de repente tienes unas sorpresas maravillosas. Con la pandemia, por ejemplo, así lo han demostrado, todo el mundo se ha remangado y nadie ha perdido la ilusión. El que me llevo es esto, haber visto la capacidad, fuerza y profesionalidad de las personas que trabajan en y por el Museo.

Y desde un punto de vista más personal, he aprendido muchas cosas, tanto dentro del Museo como en su entorno institucional, tanto nacional como internacional. He trabajado mucho y he acabado sabiendo hasta donde puedo llegar y como de importante es el equipo. Puedo decir que he tenido una vida profesional muy llena. Creo que dejo una buena herencia en Barcelona y a la ciudadanía. Miro atrás y pienso: “pues no está mal”. Deseo que quien venga después mío se lo pueda pasar tan bien como yo.