«Barcelona és presa. Miracle? En un mes es pot dir conquerida tot Catalunya. Ja ahir, des de bon matí, començaren les telefonades donant-nos aquesta notícia. Era incomprensible i no era cert. Tot just si algun escamot d'avantguarda havia arribat a Can Tunis o a les primeres cases de l’Hospitalet. Avui donen la notícia com assegurada. A tres quarts d’una la ràdio de Burgos diu que ha dit que els nacionals eren dalt del Tibidabo. Més tard ens avisen que a les dues les tropes són a la plaça de Catalunya. Es veia a venir després de l’avançada vertiginosa dels darrers dies, però no semblava que anés tan depressa. Entesa? Fugida? Qui sap. El govern sembla que sí que havia fugit cap a la part de Girona. I fora el govern, la població, que després de tan patir desitjava l’alliberament, haurà respirat i els extremistes plens de pànic hauran fugit. Barcelona és presa. Oh Barcelona!» (Raimon d’Abadal i Calderó, Dietari de guerra, exili i retorn, 1936-1940, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2001, p. 337 [dijous, 26 de gener])
Cita del dietari de Raimon d’Abadal i Calderó
Entrada apoteósica del Ejército Nacional en Barcelona
Nuestra ciudad no ha sido conquistada: ha sido ganada por la fuerza irrebatible de la razón de la Nueva España.
Los fugitivos se dedicaron al fuego con avidez. El magnífico edificio del Fomento del Trabajo Nacional fué abandonado por la CNT-FAI después de prenderle fuego, pero sin conseguir quemarlo. A fin de borrar huellas y sintiendo las naturales prisas por huir, procedieron brillantemente a quemar los despachos tal y como se hallaban. Lo mismo intentaron los marxistas de Colón, cuyas habitaciones y despachos fueron quemados sin preocuparse por si debido al viento que reinaba podía propagarse el fuego a las casas de aquella manzana, muchos de cuyos pisos estaban habitados por refugiados. Igual ocurrió en el llamado Carlos Marx, el Círculo Ecuestre del Paseo de Gracia, pero el fuego, una vez consumidos los papeles y la mugre, se apagó.
El edificio Colón es el que más fuertemente sufrió las consecuencias, pero pudiendo dominar los bomberos el incendio, tras breves esfuerzos.
Mientras tanto los soldados de España iban completando el cerco de la ciudad, iniciaban la entrada entre las cuatro y las cinco de la tarde.
La Vanguardia, 27 de gener de 1939