Las fotografías de sus discos y sus cifras de venta dejan claro que en Jamie Cullum se encuentran el músico de jazz y la estrella del pop. Se encuentran no tan sólo en su imagen sino, lo que es más significativo, en su música. Sentado al piano y cantando, Cullum consigue acercar nuevos públicos a los siempre amplios territorios del jazz. Con tan sólo 22 años editaba su primer álbum, Pointless Nostalgic, en un momento en que nombres como Diana Krall o Norah Jones confirmaban el éxito popular de un jazz fresco y accesible. Pointless Nostalgic lo situó en el punto de mira de la industria discográfica y le sirvió de trampolín para firmar el contrato del que nacería su segundo trabajo, Twenty Something, que con temas tan contagiosos como Everlasting Love, le ha catapultado al mercado internacional.