Barcelona

Los senderos, que rodean los cráteres embudo, están marcados con pequeñas losas circulares de hormigón. Llaman la atención los 42 olivos (Olea europaea) de un cierto porte, tamaño y edad, que con los troncos enroscados remachan esta sinfonía del círculo que es el conjunto del parque.

Destaca también la masiva presencia de una gramínea muy común en los taludes, márgenes y entre los bancales de los cultivos y que ocupa un total de 4.640 m² de la superficie del parque: el lastón (Festuca). En otros espacios circulares encontraremos las flores blancas y rosadas de las abelias (Abelia x grandiflora), que han llegado aquí procedentes del parque del Laberint d’Horta, donde se han adaptado perfectamente.
Durante el recorrido alternamos espacios circulares tapizados con céspedes y espacios plantados con tamarindos (Tamarix africana), que encontramos también en forma arbustiva y combinados con hiedras (Hedera helix) como superficie tapizante. En el área de juego infantil encontramos un ejemplar de encina (Quercus ilex). Mimosas azules (Acacia cyanophylla), ciruelos rojos (Prunus cerasifera variedad atropurpurea), pinos (Pinus pinea) y algunos tamarindos completan los círculos con presencia arbórea.

El parque de Xavier Montsalvatge, proyectado en el 2002 por el equipo de arquitectos Jaume Coll y Judith Leclerc, se asienta sobre una gran losa de hormigón que cubre la cochera de autobuses. El ajardinamiento de esta cubierta permite ganar a la ciudad 20.000 m2 de espacio verde y genera una terraza panorámica sobre Barcelona. El espacio se organiza en círculos de diferentes diámetros en torno a los que se distribuyen los viales internos y los recorridos hacia los entornos. Se trata de 26 círculos, como cráteres, que ordenan el espacio y lo singularizan.
El sistema de circunferencias, que parece disponer los círculos aleatoriamente con sus diferentes diámetros, singulariza este parque. Cada círculo actúa como embudo con una ligera pendiente para la recogida y el reciclaje del agua.
El centro de estas circunferencias se alinea en cinco ejes longitudinales paralelos al trazado de la calle del Síndic Rahola y cada uno de estos centros contiene rejas de fundición, que actúan como sumideros recogiendo la escorrentía hacia las canalizaciones que recorren el subsuelo de la cubierta. El sistema de drenaje incluye conducciones superficiales y drenajes profundos a lo largo de la cubierta.

El proyecto del equipo Coll-Leclerc fue finalista del Premio Europeo de Espacio Público Urbano, finalista en la tercera edición del premio Jóvenes Arquitectos AJAC/COAC y seleccionado en la V Bienal Europea de Paisaje.
En el interior de las 26 circunferencias que ordenan el espacio encontramos zonas ajardinadas, arbolado, arenal, losas de hormigón o alfombrados con caucho de colores. Otras, tienen cobertura vegetal con césped y hiedra tapizante.
Entre las diferentes áreas y acabados, destacamos el área de juego infantil o una pista pavimentada, zona de pícnic y espacios ajardinados. Los círculos con presencia de vegetación invitan a la actividad más contemplativa, la lectura, un pícnic o a contemplar la vista panorámica de la ciudad. Bancos de madera circulares y barandillas metálicas recorriendo los perímetros ayudan en este ejercicio contemplativo.