Un grupo de vecinos y vecinas de Provençals del Poblenou se encuentran en el espacio “Llaços” para compartir y acompañarse en un espacio seguro. Las personas que asisten a este grupo pueden explicar sus necesidades e intereses y buscar maneras de resolver juntas sus inquietudes.
Desde el mes de enero, VilaVeïna de Provençals del Poblenou, en colaboración con otros agentes del territorio, lleva a cabo el proyecto “Llaços”, un espacio de acompañamiento y apoyo mutuo. La iniciativa tiene como objetivo que las personas del grupo puedan explicar cómo están, sentirse acompañadas y pensar conjuntamente qué pueden hacer para mejorar su situación y la de su entorno.
La actividad, que se realiza cada lunes de 17 a 18.30 h en el espacio de VilaVeïna, cuenta con una persona que dinamiza y apoya al grupo. Cada semana, participan en el grupo entre 4 y 8 personas, con una media de 60 años, algunas regularmente y otras de forma puntual, ya que se trata de un grupo abierto y de asistencia libre. Ludmila, una de las asistentes regulares, recuerda su primer día: “Fue muy acogedor, como si ya los conociera. Todo el mundo me hizo sentir cómoda y arropada”.
En las sesiones hay un turno donde quien quiera puede explicar lo que necesita y, si es el caso, recibir comentarios por parte del grupo. “Hablamos de todo, te sientes como en una casa donde puedes conversar de cualquier tema, sin miedo”, dice Ludmila. Rosita, de 92 años, también es una de las asistentes regulares: ‘Me lo paso muy bien, mi único problema era la soledad así que cuando vengo aquí y estoy con gente la verdad es que me lo paso muy bien.’
Durante estos meses, las personas que han participado en el grupo han podido compartir sus inquietudes respecto a temas como la soledad, los cuidados, el rol de las mujeres, la salud, los duelos y las pérdidas, las relaciones familiares y de pareja o la autoestima. En el propio grupo se ha dado respuesta a algunos de estos intereses con sesiones temáticas, por ejemplo, compartiendo remedios caseros, haciendo charlas sobre los límites o sobre las pérdidas y duelos.
La asistencia a “Llaços”, además, permite trabajar la empatía entre los miembros, la compañía mutua, la aceptación de los demás, la resolución de problemas y también la escucha. “Me recreo cuando hablo, y cuando escucho también veo los problemas de la otra gente”, explica Rosita. Por su parte, Ludmila comenta: “Ahora es mi espacio cada lunes, y salgo más tranquila y feliz. Es lo que necesito y salgo más reforzada’.
Ambas coinciden en explicar que su aportación a los demás tiene que ver con su actitud ante la vida. “Creo que ven las muchas ganas que tengo de vivir y la energía que traigo en el grupo”, dice Rosita, que ha podido compartir anécdotas de todo tipo. Ludmila valora también cómo han ido cogiendo iniciativa: “Hemos dado ideas para hacer actividades de música y bailar cuando volvamos en septiembre […]. Cada uno aporta lo que quiere y lo que piensa que hará bien a todo el mundo”.
La iniciativa, que ha durado del mes de enero al mes de junio, se reanudará después del verano. A la larga, quiere convertirse en un espacio comunitario donde se creen vínculos, las personas encuentren recursos para estar mejor, puedan conocer nuevas actividades que las llenen y, poco a poco, vayan cogiendo la iniciativa como colectivo para mejorar su bienestar y el de las personas del entorno.