Cuidar de alguien es un trabajo exigente; pide tiempo, esfuerzo físico y emocional. La Asociación de Neurociencia Aplicada Barcelona (A.N.A.BCN) quiere llevar la cultura, el arte y las nuevas técnicas de rehabilitación a la vida de la gente para mejorar su salud física y mental. Hablamos con Martha Moller, psicóloga y socia fundadora de la entidad, sobre su tarea.
“Neurociencia aplicada” es una palabra que puede sonar muy técnica. Explícanos de manera breve y entendedora qué es.
Varios estudios científicos demuestran que el arte tiene la capacidad de aumentar la conectividad funcional de nuestro cerebro, así como mejorar la activación de la corteza visual. Los investigadores comparan la creación de arte con un ejercicio para el cerebro e incluso sugieren que, así como el ejercicio físico contribuye a mantener un cuerpo más sano y joven, el arte es el mejor estímulo para conservar la agudeza mental y rejuvenecer las neuronas.
ANABCN aplica la Neurociencia a través de las actividades que implican beneficios terapéuticos, concretamente la danza y la música, porque potencian la neuroplasticidad, activando múltiples áreas cerebrales para ayudar a recuperarlas. Ofrecemos atención personalizada para la rehabilitación de las secuelas de salud mental que se derivan de la soledad, la vulnerabilidad, y diferentes deterioros como secuelas de alteraciones neurodegenerativas. Ofrecemos e indicamos soluciones alternativas a la medicina tradicional, que pasan por el arte como impulsor y (función de) activador cerebral de nuevas conexiones neuronales.
Desde la Asociación de Neurociencia aplicada BCN lleváis a cabo actividades muy diversas, muchas de ellas destinadas a la cura de las personas que cuidan.
Las personas cuidadoras familiares han estado hasta ahora muy cerradas y aisladas junto al familiar enfermo. Estas actividades dan respuesta a la demanda invisible de ser escuchadas y acompañadas. Los grupos de ayuda mutua están planteados desde la idea de compartir situaciones con personas en situaciones vitales parecidas, que es el primer paso para verse diferentes, al ver y escuchar a los otros que hacen de espejo. A su vez tienen la oportunidad de dar la mano o simplemente compartir el que cada persona siente.
¿Cuál suele ser el perfil de personas que asisten a vuestras actividades?
Las personas que cuidan de sus familiares, personas en su mayoría jubiladas, pero también ciertos colectivos de mujeres, niños y jóvenes, son personas que se encuentran en situación de soledad a partir de un cambio inesperado en su vida. Las personas que cuidan están atendiendo a todos o casi todos los aspectos de la vida y de la salud del familiar, sin tiempo para sí mismas. Se encuentran muy solas, con una soledad no deseada, que comporta una serie de síntomas como la ansiedad, la tristeza y la depresión, el desapego social, pudiendo resultar un problema de salud mental.
Cuando acuden al grupo de «Un café por compartir», casi siempre cuentan que vienen porque no pueden más, que se sienten muy mal, cansadas, y muy solas. Nos estos grupos encuentran escucha, encuentran mucha empatía y mucha proximidad con los demás cuidadores.
Hasta finales de julio estáis llevando a cabo ‘Un café para compartir’ en la Vila Vecina de Vilapicina y Torre Llobeta y la Vila Vecina Congreso. ¿En qué consiste? ¿Qué encontrará una persona que decida acercarse?
La idea es compartir, como si fuera un café, un rato dedicado a poder hablar, escuchar, llorar y reír, con personas que se encuentran en la misma situación. Los cuidadores familiares son personas que han acontecido cuidadoras a partir de que un familiar ha sufrido las consecuencias de un deterioro a causa de un accidente cerebral, del envejecimiento, Alzheimer, Parkinson, Epilepsia…
Por tanto, se trata de personas que se han visto obligadas a un cambio de vida. Casi siempre dejando de atender sus aficiones, trabajos, relaciones sociales, y dejando de ocuparse de sí mismas para dedicarse a atender una emergencia de forma continua y diaria.
La actividad «Un café por compartir» la hacemos en grupo, acompañados por una Psicóloga. Acompañamos a las personas participantes con escucha activa (de todo el grupo, «una sola conversación») de lo que llevan, para ver sus fortalezas detrás de lo que llevan a cabo día a día. Se establecen relaciones muy empáticas entre ellos. Se activan unos a otros. La función de la Asociación es aplicar la Neurociencia desde las demandas que llevan a las sesiones. Aplicamos la música, el baile, el canto, la relajación, los juegos, y siempre atendemos a los temas más emergentes del día para aumentar la motivación, la autoestima, la seguridad, las relaciones personales,… siempre en un terreno de confianza y confidencialidad. Por lo general abordamos la adaptación al cambio repentino a la vida de las personas.
Quien va de forma periódica, relata: «es mi momento, encuentro paz, cada día vuelvo un poco más animada a mi casa, una reunión de amigas, me ayuda a pensar…»
El año pasado llevó a cabo la actividad ‘Ara te toca a ti’ para personas cuidadoras y trabajadoras del hogar, con motivo de la celebración del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar y los Cuidados. Háblanos un poco de este tipo de talleres y de los beneficios del movimiento terapéutico.
En este caso se trató de personas que mayoritariamente eran personas que vienen de otros países sin más formación que la de atender las tareas de la casa y cuidar y atender a personas mayores. Son personas que sufren o han sufrido mucho, que han dejado atrás a familiares e hijos pequeños, para buscar una forma de vida mejor, que supone mucho esfuerzo. En este caso, vimos que no tenían problemas de soledad, puesto que la solidaridad y la unión entre ellas es muy buena y cuentan con el apoyo de su comunidad. Hicimos sesiones de movimiento terapéutico, mediante la música, dirigidos por una danzaterapeuta que hicieron aflorar la expresión de las emociones, más allá del lenguaje. Con estas sesiones activamos la memoria, la movilidad, la motivación a través de propuestas de danza y música.
Desde tu experiencia, ¿el primer paso para poder cuidar de alguien debería ser cuidarse a uno mismo?
Nuestra actividad “Un café por compartir” tiene un subtítulo muy importante: «Cuidar el cuidador». Si ellos no están bien, la tarea de cuidar es muy difícil y solitaria.