Javier Martin Vide: “El efecto isla de calor, actualmente, és un riesgo climático.”

..
24/07/2023 - 12:08 h

Quien lo ha tenido de profesor en la universidad lo recuerda como uno de sus preferidos y la ciudadanía lo reconoce por sus numerosas apariciones a los medios de comunicación. De discurso claro y afable, este climatólogo y catedrático de geografía física en la Universidad de Barcelona es uno de los científicos más mediáticos y reconocidos a nivel mundial. Este verano, le pedimos que valore cinco cuestiones clave para hacer frente a la emergencia climática.

  • El calentamiento se tiene que contener dentro de unos límites asumibles: llegaremos a los 1,5 grados pero tenemos que hacer un esfuerzo mayúsculo por no llegar a los 2.

Podríamos empezar diciendo que ahora mismo a escala planetaria nos encontramos en un calentamiento de unos 1,2°C respecto de la media de la temperatura del aire de la segunda mitad del siglo XIX, que es nuestro periodo de referencia. Por lo tanto, podemos decir que nos encontramos muy cerca de los 1,5°, que ya es un primer nivel de alerta del cual ya se hablaba en el Acuerdo de París o en el VEZ de Glasgow. Yo, sinceramente, creo que no podemos evitar llegar a los 1,5° porque el sistema climático tiene mucha inercia. No podemos cambiar su rumbo de hoy para mañana: aunque hoy paráramos todas las emisiones de gases de efecto invernadero el planeta todavía seguiría calentándose. El símil sería un transatlántico, que también tiene mucha inercia y si no entra a una velocidad baja a puerto, no lo podríamos parar de golpe.

Por lo tanto, en un par de décadas, si no antes, llegaremos al umbral de los 1,5°. Ahora la cuestión está en el hecho de que el calentamiento sea el mínimo posible y sobre todo que no lleguemos al umbral de los 2°, ya que los efectos serían muy graves e irreversibles. Y sabemos que para alcanzar este hito, tenemos que reducir la emisión de gases de efecto invernadero a escala global en un 45%, con respecto al 2010, antes del 2030. Eso es muy complicado y tenemos que hacer un gran esfuerzo, porque sólo nos quedan siete años. Si lo conseguimos, llegaremos al 2050 con lo que denominamos neutralidad en carbono, que quiere decir que la poca emisión que tengamos podrá ser compensada por los sistemas naturales como los bosques o los océanos, y por avances de carácter tecnológico.

  • En Barcelona las islas de calor en verano son un nuevo riesgo climático y un problema de salud pública que, además aumenta el consumo eléctrico.

El mundo ha cambiado tanto que la isla de calor de la cual empezamos a hablar a finales de los años ochenta como un fenómeno curioso hoy en día es un riesgo climático. En verano, estos tres o cuatro grados de más en el centro de la ciudad hacen que tengamos un exceso de calor nocturno que aumenta claramente los ingresos hospitalarios y la mortalidad (en personas de riesgo) convirtiéndose en un problema de salud pública. Por lo tanto, hace falta desplegar mecanismos físicos para mejorar el estado de las viviendas y dar apoyo sociosanitario a las personas que lo necesiten.

Pienso que sería muy interesante hacer un proyecto de medida de temperaturas dentro de casa: para saber qué temperaturas está sufriendo la ciudadanía que vive en edificios con un mal aislamiento térmico y en situación de pobreza energética. Desde la Universidad se podría hacer el tratamiento de los datos. La Administración tendría que proporcionar los sensores, que son muy baratos. Y lo más importante: implicar a la ciudadanía en la recogida de datos haciendo uso de la llamada ciencia ciudadana.

De día, tenemos la Red de Refugios Climáticos que ha impulsado el Ayuntamiento, con más de 200 equipamientos y que hace de Barcelona uno en lo referente al estado y a nivel europeo en este tema.

  • Dejémos de centrarnos en los embalses y fijémonos en las desalinizadoras: son y serán imprescindibles.

Las desalinizadoras han sido primordiales para que la sequía actual haya estado más soportable. Sin el agua proveniente de la del Prat y de la que tenemos en la Tordera, hubiéramos tenido el nivel de los embalses como los de la sequía del 2008. Es cierto que con las tormentas de las últimas semanas la cosa ha mejorado, pero sin las desalinizadoras los embalses habrían quedado a unos niveles mucho más bajos.

Sin embargo, aparte de las desalinizadoras el futuro en nuestro país apunta a lo que se llama agua regenerada. Es el agua proveniente de las EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) en la cual se le añade un tratamiento terciario por obtener un agua regenerada que se puede bombardear al curso bajo de los ríos o filtrar hacia los acuíferos, vuelve a entrar al ciclo y podemos volver a potabilizarla. La solución pasa por este ciclo del agua y hoy en día técnicamente es posible.

Una ciudad como Barcelona casi no consume agua, lo que hace es cambiar su calidad, llega agua potable y salen aguas grises. Se trata de tener una economía circular con el agua y darle de nuevo la calidad suficiente para múltiples usos. En un país como el nuestro, que es modesto en recursos hídricos, tenemos que ir hacia esa dirección.

  • Hace falta una mejor planificación del territorio para decidir qué usos son más adecuados para cada zona (cultivo, instalaciones de energía verde, etc) y compensar a quien reciba más presión.

Los grandes trasvases tienen poco sentido, ya que si ofrecemos agua, enseguida salen usos que muchas veces no son compatibles con el lugar donde se está trasvasando. Es muy importante tener siempre en cuenta el territorio. Hay territorios que se tienen que dedicar al secano y no quiere decir que las personas que viven allí vivan peor. Hay que vivir de forma armónica con el territorio y ser coherentes. No se puede poner un campo de golf en un territorio árido o invernaderos en todas partes, que aunque tengan un riego gota en gota tienen un consumo muy alto. Ya sé que la producción de los invernaderos tiene un alto valor económico, pero tenemos que tener en cuenta las condiciones naturales.

Agua – territorio es un binomio que no se puede separar en un país como el nuestro que no tiene muchos recursos hídricos. Y en el contexto de emergencia climática que vivimos, añadiría la energía. Son tres elementos inseparables.

  • Nuestros consumos sobrepasan los recursos: es imperativo cambiar nuestros hábitos.

La ciudadanía de Barcelona ya tiene un consumo de agua muy bajo, muy contenido. Pero en recursos materiales y energía todavía tenemos mucho trabajo por hacer. Consumimos mucho más de lo que necesitamos. Ahora que han empezado las rebajas, lo podemos ver con la ropa. La producción textil comporta un consumo de agua y de energía muy importante por el planeta y casi el 30% de la ropa que compramos, no nos la llegaremos a poner.

Si hablamos de energía, según expertos, con las energías renovables no hay bastante. La transición energética es obligada y en Cataluña estamos muy por debajo de la producción de energía renovable que tienen de otras comunidades autónomas. Pero con eso no hay bastante: hay que reducir consumos. Y eso no implica una peor calidad de vida. Podemos llevar una calidad de vida igual o mejor con una reducción de los consumos.

A escala global, cada año se calcula el día de la sobre capacidad de recursos del planeta, es decir, el día en que hemos agotado todos los recursos que nos da en un año. En el 2022 este día fue el 28 de julio, por lo tanto, al llegar al día 28 de julio ya habíamos consumido todos los recursos ecosistémicos que nos ofrece el planeta por todo el año. Eso quiere decir que estamos produciendo una deuda para nuestros descendientes.

  • Necesitamos una buena comunicación de las decisiones que se toman para convertir la preocupación de la ciudadanía en compromiso.

Todas las encuestas que se hacen, dicen que somos uno de los países europeos con más conciencia de la situación de cambio climático. Casi un 90% de la ciudadanía cree que la problemática es grave. Pero cuando preguntamos si dejaría de ir en coche para ir en transporte público, el porcentaje baja al 50%.

Lo que pienso es que es muy importante la comunicación. Si las medidas que se toman no se comunican bien, fracasan estrepitosamente. Hay que hacer una comunicación inteligente y de cara a la gente joven, que creen nuevos formatos. Es muy importante comunicarlo bien para tener el apoyo de la sociedad. Por ejemplo, los ejes verdes y las superislas para mí son una muy buena acción y son muy necesarios en una ciudad como Barcelona, que es de las más densas del mundo. Cuando se tiene que tomar medidas para el bien colectivo, se tiene que hacer, pero se tiene que comunicar bien.

Barcelona, agosto 2023 _____________________________________________________________________________________________________ Las opiniones expresadas en esta entrevista son a título particular y no necesariamente reflejan el posicionamiento institucional del Ayuntamiento de Barcelona.

Más información