Nadal 2023

Dice la tradición que el día de la Inmaculada Concepción hay que empezar a servir la cena al tió de Navidad, un tronco mágico que cagará regalos en Nochebuena, aunque también quizás cague carbón para los niños que se hayan portado mal.

Para que el tió vaya bien de vientre, hay que pegarle con un bastón con bastante fuerza mientras se canta la canción: "Caga tió, tió de Nadal / No caguis arengades, que són salades / Caga torrons, que són més bons!" (¡Caga tió, tió de Navidad / No cagues arenques, que son salados / Caga turrones, que están más ricos!). Golosinas, turrones, caramelos y bombones son algunas de las sorpresas que deberías encontrar cuando levantas la mantita que procura que el tió no pase frío.

Últimamente, la tronca de Navidad, como se llama en la Franja, también caga algún pequeño juguete u otros regalitos.

En este día tan especial, el 25 de diciembre, es típico reunirse con la familia y los seres queridos para disfrutar de una buena comida, en la que no pueden faltar la escudella de galets y los dulces típicos: turrones y barquillos. 

La fiesta tiene un carácter religioso y celebra el día que nació el niño Jesús; si bien parece que el origen de la Navidad hay que situarlo en las fiestas paganas que tenían lugar en el solsticio de invierno y que más tarde fueron cristianizadas.

El día siguiente al de Navidad es San Esteban, otro día festivo para reunirse de nuevo con familiares, especialmente con la parte de la familia con la que no se ha celebrado la Navidad, y degustar los típicos canelones de San Esteban.

Parece ser que el origen de San Esteban se remonta a tiempos del emperador Carlomagno, que estableció que al día siguiente de cada Pascua sería festivo. También se dice que San Esteban tiene origen en el hecho de que siglos atrás hacía falta disponer de un día entero para volver, generalmente a pie, a casa desde la masía solariega donde se había reunido toda la familia para celebrar la Navidad.

Con el tiempo, ese día no útil a efectos laborales se convirtió en festivo. De hecho, ya lo dice el refrán, "Per Nadal, cada ovella al seu corral; per Sant Esteve, cada ovella a casa seva" (En Navidad, cada oveja a su corral; en San Esteban, cada oveja a su casa).

La escenificación del nacimiento de Jesús es una tradición que se pierde en el tiempo y parece ser que está vinculada a la antigua costumbre de tener imágenes de los dioses en casa. Uno de los primeros en montar el pesebre fue san Francisco de Asís quien, alrededor del año 1223, recreó en torno a un establo la escena del Nacimiento.

Sea cual sea su origen, lo cierto es que el pesebre no puede faltar en casa por estas fechas, con las figuras de la virgen María, san José, el niño Jesús, el buey y la mula, que son adoradas por los pastores y los Reyes Magos.

Montar el pesebre se ha convertido en todo un arte y se utilizan todo tipo de materiales, aunque los más comunes siguen siendo el corcho, el musgo y la madera, para dar forma a los paisajes de Belén.

Últimamente, también se ha extendido la costumbre de representar pesebres vivientes, que, gracias al trabajo de actores más o menos profesionales, nos permiten vivir de cerca la escena más famosa de la Navidad.

No puede faltar, en un pesebre como Dios manda, la figura del caganer. Se trata de un personaje que solo se encuentra en los nacimientos de Cataluña y la Comunidad Valenciana y que surgió en la época del Barroco.

Colocar en el pesebre esta figura que hace sus necesidades escondida tras un árbol o debajo de un puente trae buena suerte.

La fama del caganer es tanta, que hoy en día se le representa con la cara de los personajes más famosos de la actualidad, ya sean políticos, deportistas o gente del mundo del espectáculo.