La Ciutadella del Conocimiento, la nueva apuesta científica de Barcelona

El antiguo Mercat del Peix será un complejo de investigación e innovación, centrado en la medicina de precisión, la biodiversidad y el bienestar planetario, junto al propio campus de la Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabra. © Mirag_ZGF Architects_Dou

Una excavadora domina ahora el terreno. En una esquina del solar, que durante décadas fue un mercado y desde hace años servía como aparcamiento, a solo unos metros del zoo, un cartel resume y anuncia su futuro próximo: son las obras de construcción del nuevo complejo de investigación e innovación del Mercat del Peix. Fecha prevista de finalización, diciembre de 2025.

En el cartel no se aprecia, pero las obras se enmarcan dentro de todo un proyecto científico y urbanístico llamado Ciutadella del Conocimiento. La iniciativa toma su nombre del parque colindante, alrededor del cual gira todo el proyecto. Es el parque de la Ciutadella, construido en el siglo XIX en lo que antes fue un fortín militar ordenado por Felipe V y que, al poco de su inauguración, albergaría la Exposición Universal de 1888. El nuevo complejo incluye ya cinco ejes de actuación y un presupuesto cercano a los 300 millones de euros. Además de la construcción del complejo del Mercat del Peix, se creará el Centro de Biociencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se están restaurando edificios emblemáticos en el interior del parque —como el Centre Martorell d’Exposicions o el Invernadero, ambos ya en funcionamiento—, se pretende dar un nuevo impulso a la actividad investigadora del zoo y, junto a la cercana estación de França, se construirá la Biblioteca Pública del Estado, la más grande de Cataluña.

“Si una metrópoli como Barcelona quiere ser puntera en el mundo y no convertirse en una ciudad meramente turística, ha de centrarse en el conocimiento”, asegura Francesc Subirada, director de la iniciativa de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) para la Ciutadella del Conocimiento. Para el que fuera director general de la Secretaría de Universidades e Investigación de la Generalitat, la localización del proyecto responde a varias razones: “Al estar en el centro de Barcelona, la zona dispone tanto de un ecosistema científico como de servicios y, además, cuenta con una razón histórica y simbólica: aquí se celebró la Exposición Universal de 1888, que fue una exposición de conocimientos”.

El nombre del complejo de investigación e innovación del Mercat del Peix alude claramente a su pasado: en este emplazamiento se situó el primer mercado mayorista de pescado de la ciudad. © Mirag_ZGF Architects_Double Twist El nombre del complejo de investigación e innovación del Mercat del Peix alude claramente a su pasado: en este emplazamiento se situó el primer mercado mayorista de pescado de la ciudad. © Mirag_ZGF Architects_Double Twist

El ecosistema científico se observa en la presencia de recintos de universidades como la UPF, la Universidad de Barcelona o la Universitat Autònoma de Barcelona, en centros de investigación como el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) o la Fundación Pasqual Maragall y en grupos de investigación del CSIC y el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST). La iniciativa comenzó en 2019 a manos de sus principales impulsores: el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y la UPF. Cuando en enero de 2023 se puso la primera piedra de lo que será el complejo del Mercat del Peix, ya estaban presentes también representantes de todas las instituciones científicas del entorno. La firma y su evolución en el tiempo, a pesar de incluir diferentes fuerzas políticas y cambios en los representantes, demuestra “que es posible llegar a acuerdos”, asegura Subirada.

Nuevos institutos de investigación

En 1888, en el lugar donde ahora trabaja la excavadora de la escena inicial, eran otras las herramientas que podían contemplarse. Allí estaba la Galería de Máquinas, un edificio de la Exposición Universal en el que se mostraban sobre todo locomotoras de ferrocarril. Después, entre 1931 y 1983, fue un mercado de pescado y, desde 1996, funcionaba como parking al aire libre. En 2026, seguirá habiendo un aparcamiento subterráneo, pero encima estará el complejo de investigación e innovación del Mercat del Peix, en clara alusión a su pasado.

En los nuevos espacios se alojará el Instituto de Biología Evolutiva CSIC-UPF, que desde su creación se había distribuido en diferentes espacios y al que se le “habían prometido unas instalaciones propias ya desde 2008”, asegura Subirada. “En 2026, por fin las tendrá”. También tendrá un edificio propio el BIST, una institución que agrupa siete centros de excelencia y a cuya nueva sede se trasladarán o incorporarán grupos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB), el Centro de Regulación Genómica (CRG), el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), el Institut de Ciències Fotòniques (ICFO) y el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2). Esto permitirá que crezca el número de investigadores —hasta 1.200 trabajarán en el nuevo complejo— y que lo hagan también las instalaciones disponibles. “Los espacios están siendo diseñados por los arquitectos en diálogo con los propios investigadores. Eso es muy importante”, explica Subirada.

También se construirá lo que provisionalmente se ha dado en llamar el Centro de Estudios en Bienestar Planetario, una iniciativa de la UPF basada en el concepto one health o una sola salud, según el cual la salud humana no puede estar desligada de la salud animal y planetaria. De acuerdo con Subirada, el nuevo equipamiento se centrará en la salud social, buscando “englobar la vertiente experimental con la humanística y social y que ello sirva para desarrollar una innovación transformativa”. En una especie de guiño, durante las excavaciones para empezar a construir el centro, la UPF publicó que se habían encontrado restos de un enclave agrícola de principios del siglo XII. En el sótano se habían hallado sacos con una especie de patata desconocida, lo que cuestionaba que las patatas proveniesen de América. A partir de los restos, se había extraído su ADN, se había recuperado la especie y una spin-off de la propia UPF se planteaba venderla como snack. La noticia era una inocentada, pero ejemplificaba el alcance de los ámbitos de actuación del futuro nuevo centro de investigación.

Además del nuevo polo científico, el parque de la Ciutadella experimentará un impulso, con la restauración de los edificios emblemáticos de su interior. © Ajuntament de Barcelona Además del nuevo polo científico, el parque de la Ciutadella experimentará un impulso, con la restauración de los edificios emblemáticos de su interior. © Ajuntament de Barcelona

En octubre de 2023, se firmó también el acuerdo para que, a escasos metros del Mercat del Peix, en la calle del Doctor Trueta, se levante en 2027 un nuevo Centro de Biociencias del CSIC. Allí se ubicarán hasta 300 investigadores de unos 40 grupos de trabajo, y será la sede del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC) y del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB-CSIC), que ahora mismo se encuentran en el Hospital Clínic y en el Parque Científico de Barcelona, respectivamente.

Restaurando la Exposición

La Ciutadella de Barcelona fue originalmente una fortaleza militar erigida por mandato de Felipe V tras la guerra de sucesión española, en 1714. Posteriormente, en 1881, fue sustituida por el parque que lleva su nombre, un lugar público inspirado en los jardines de Luxemburgo de París que, apenas siete años después, albergó la Exposición Universal de Barcelona. El nuevo proyecto plantea mejorar algunas de sus zonas e infraestructuras y también restaurar e impulsar parte del patrimonio —algunos de los edificios históricos que protagonizaron aquella Exposición y que sobreviven hoy día—.

Es el caso del Invernadero, un edificio emblemático que llevaba cerrado al público desde 2007 y que ya ha reabierto completamente restaurado, recuperando su imagen original y alojando más de cien especies de plantas. “Es una maravilla”, resume Subirada.

También ha reabierto el Centre Martorell d’Exposicions, el que fuera el primer museo público de Cataluña, inaugurado en 1882 como Museu de Ciències Naturals de Barcelona. Desde 1924, fue Museo de Geología hasta que cerrara al público en el año 2010. Ahora renace como subsede del Museu de Ciències Naturals, reconvertido, según su director Carles Lalueza, en “un centro de exposiciones que conecte la ciencia con la ciudadanía en aspectos que pueden ser claves para la sociedad, como el cambio climático, la sostenibilidad, la crisis de la biodiversidad y las especies invasoras”.

Se restaurarán también el Umbráculo, un edificio donde se alojan plantas tropicales y que funcionó como sala de fiestas durante la Exposición de 1888; y el vecino y modernista Castell dels Tres Dragons, el que fuera café-restaurante en la Exposición y después museo de zoología hasta que cerrara al público en el año 2010.

Dentro del parque, en el que se abrirán nuevos accesos para hacerlo más permeable, se encuentra también el zoo de Barcelona. Este equipamiento tampoco será ajeno al proyecto, pues está previsto reforzar su labor investigadora.

El Hivernacle ya ha reabierto completamente restaurado. Ahora acoge a más de un centenar de especies de plantas. © Ajuntament de Barcelona El Hivernacle ya ha reabierto completamente restaurado. Ahora acoge a más de un centenar de especies de plantas. © Ajuntament de Barcelona

Cultura para la ciudadanía

Muy cerca de allí, justo al lado de la estación de França, se construirá finalmente la Biblioteca Pública del Estado. Con un presupuesto de 55 millones de euros, la biblioteca contará con 16.000 metros cuadrados útiles, dispondrá de unos 600.000 volúmenes y será la más grande, con diferencia, de toda Cataluña.

Si esta biblioteca se proyecta para que tenga un gran impacto en la vida cultural de la ciudad, la ciencia también debe poder estar cerca de la gente. Subirada explica que muchos proyectos del nuevo Centro de Estudios en Bienestar Planetario se harán en colaboración con la ciudadanía, y que la propia construcción del complejo del Mercat del Peix se llevará a cabo de forma que involucre a la ciudad. “Entre los edificios habrá un área de trabajo con zonas trasparentes que también será una zona pública y de paso, y el techo de uno de ellos será una gran terraza abierta. Queremos que la ciudadanía pueda integrarse”, explica. “No queremos que la sociedad sienta que lo que entendemos como parte cultural y artística es suya y, en cambio, la científico-técnica es de gente particular y ajena. No queremos esa lejanía”.

O, cerrando el simbolismo, se trata de ser menos fortín y más exposición.

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